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domingo, 24 de noviembre de 2024
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El enemigo de la verdad

En declaraciones a los medios, el presidente Santiago Peña expresó su preocupación sobre el peligro que la polarización representa para la sociedad paraguaya. Aludiendo a la función de los medios de comunicación, Peña subrayó que en el imaginario colectivo ha surgido una idea errónea: la creencia de que el papel de la prensa debe limitarse a atacar y ser un contrapeso permanente a la clase política. Aunque es innegable que el periodismo debe desempeñar ese rol de vigilancia, también es cierto que algunos medios han distorsionado esta función, convirtiéndose en meros vehículos de resentimiento y de ataque sistemático.

El periodismo paraguayo ha sido un pilar fundamental en momentos claves de nuestra historia. La prensa ha cumplido su deber como un contrapeso al poder, manteniendo informada a la ciudadanía y aportando una visión crítica y constructiva. Sin embargo, en los últimos años, hemos sido testigos de una tendencia que preocupa a muchos: el surgimiento de un seudoperiodismo enfocado en un rol de “tiroteador” respondiendo al solo afán de “tirar bombas”, inclusive sesgando la información.

Esta actitud más que ser perjudicial para la clase política, termina perjudicando a la misma profesión periodística. La audiencia no es ingenua; los ciudadanos perciben cuando una noticia está sesgada o responde a intereses empresariales o personales. Esto ha provocado una creciente desconfianza en los medios, lo que ha abierto las puertas a fenómenos como las “fake news” y la “posverdad”. La gente busca alternativas para informarse, y en su desesperación por hallar un periodismo honesto, termina atrapada en las redes de la desinformación.

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El presidente Peña mencionó que Paraguay aún arrastra heridas del pasado, como la censura y la falta de libertad de expresión durante la dictadura. Estas experiencias han forjado en algunos sectores de la prensa la idea de que su rol debe ser únicamente el de oponerse al poder. Sin embargo, no debemos confundir el ser críticos con la obstinación de atacar por atacar. El contrapeso que ejerce el periodismo debe estar orientado por un deseo de contribuir al desarrollo de la sociedad, no de socavarla.

La polarización mediática no beneficia a nadie. Al contrario, refuerza la percepción de que los medios de comunicación son parte del problema, no de la solución. El riesgo de seguir por este camino es grande: no solo se deslegitima el trabajo periodístico, sino que se corre el peligro de que la sociedad pierda la capacidad de distinguir entre la información veraz y la propaganda.

En este sentido, es fundamental que el periodismo paraguayo retome su compromiso con la verdad. Como lo ha hecho en el pasado, el periodismo debe ser un aliado de la democracia, un espacio donde las ideas sean discutidas con seriedad y responsabilidad, sin caer en la tentación del escándalo fácil o la crítica sin ton ni son.

Es momento de reflexionar sobre el rol que queremos que los medios desempeñen en la construcción del Paraguay del futuro. Un periodismo que actúe como contrapeso es esencial, pero ese contrapeso debe ser ejercido con ética, responsabilidad y la búsqueda de la verdad. Solo así podremos preservar la confianza de la ciudadanía en los medios y evitar que el vacío de información creíble sea llenado por las “fake news” y la posverdad, males que ya han causado estragos en muchas otras sociedades.