Urbanización desordenada y calidad del aire

Nuestro país ha experimentado un acelerado proceso de urbanización en las últimas décadas y este crecimiento, desafortunadamente, se dio sin una planificación adecuada. Nuestras ciudades se han expandido sin contemplar la infraestructura necesaria, la correcta disposición de servicios, ni la creación de espacios que equilibren la vida urbana con la naturaleza.

Hoy en día enfrentamos una realidad preocupante: ciudades densamente pobladas que padecen de problemas de desagües, manejo deficiente de la basura, escasez de áreas verdes y espacios de recreación, y lo más grave, la ausencia de un plan regulador que delimite claramente zonas industriales y áreas habitables.

Este panorama poco alentador, por cierto, nos lleva a una situación alarmante en cuanto a la calidad del aire. Las quemazones, junto con las emisiones industriales que provienen de plantas ubicadas en zonas urbanas, han generado un aumento considerable de partículas tóxicas en la atmósfera.

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Esta situación se vio todavía más agravada por los incendios de plantas industriales, que contribuyeron a esta grave crisis de contaminación. A esto también hay que sumar las quemas provocadas por la sequía, exacerbada por el fenómeno de La Niña, que prolonga las condiciones climáticas adversas y eleva los niveles de polución.

Según las estimaciones del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), esta situación podría prolongarse hasta enero del próximo año, lo que significa que seguiremos respirando aire de calidad inestable, oscilando entre condiciones saludables e insalubres.

El problema calidad del aire es una cuestión que afecta directamente la salud de las personas. A nivel mundial, ya existen modelos exitosos en los que Paraguay puede inspirarse. Países altamente industrializados y contaminados lograron revertir la tendencia negativa mediante la implementación de planes rigurosos de control de emisiones industriales y políticas ambientales firmes. Estos países son ahora ejemplos de cómo se puede mejorar la calidad del aire.

Es necesario que de ahora en adelante se tome en serio la cuestión de la planificación urbana que debe incluir un sistema claro y eficiente que regule la ubicación de las industrias, fomente la creación de espacios verdes y asegure la correcta disposición de residuos. Esto evitará que los problemas que hoy enfrentamos sigan agravándose.

No se puede seguir ignorando las consecuencias de este desarrollo desordenado. Es el momento de actuar y asumir la responsabilidad de construir ciudades más habitables, con aire limpio y entornos que promuevan la salud y el bienestar de quienes la habitan.