La celebración del XX Encuentro de Magistradas de Iberoamérica en Ciudad del Este constituye, sin lugar a dudas, un paso trascendental para la justicia de género y los derechos humanos en nuestra región. Este evento internacional además de posicionar a Paraguay en el centro del debate judicial de alto nivel, demuestra también el compromiso de las organizadoras con los derechos fundamentales de las mujeres y los sectores más vulnerables.
La elección de Ciudad del Este como sede es también trascendente. Durante mucho tiempo, Paraguay ha sido marcado por un excesivo centralismo, lo que hace que la selección de la capital del Alto Paraná realce la importancia de la región en el desarrollo judicial del país.
El encuentro, que reunió a magistradas de los más altos órganos judiciales de Iberoamérica, sirvió como plataforma para el intercambio de experiencias y la conformación de una red de mujeres juezas de Latinoamérica. Este espacio de debate y reflexión, según las mismas organizadoras, ha sido vital para avanzar en la aplicación del Control de Convencionalidad, una herramienta clave para garantizar una justicia equitativa tanto para hombres como para mujeres. La declaración emitida en el evento, que subraya la obligación de los Estados de adaptar sus legislaciones a los tratados internacionales de derechos humanos, refuerza la lucha contra la violencia y la discriminación.
En Paraguay, persisten desafíos importantes en torno a los derechos de las mujeres, los niños, los pueblos indígenas y otros grupos vulnerables. La cultura autoritaria, aunque debilitada, aún deja huellas en nuestras estructuras sociales, y es fundamental seguir trabajando en la educación y capacitación para garantizar el respeto a los derechos fundamentales. El debate sobre la igualdad de género no es una tarea concluida; más bien, es un proceso que debe estar en constante evolución, especialmente en un contexto donde la violencia de género sigue siendo una realidad devastadora para muchas mujeres.
La conclusión del encuentro debe ser tomada como una oportunidad para que Paraguay refuerce su compromiso con la justicia y la igualdad de género. Este tipo de eventos internacionales deben servir como un impulso para que las autoridades nacionales, tanto judiciales como legislativas, tomen medidas concretas para proteger los derechos de las mujeres y promover una cultura de respeto hacia la diversidad y la igualdad.