Un enemigo que crece en las sombras

La intervención conjunta de la SENAD y el Ministerio Público en Villa Elisa puso una vez más al tapete una terrible realidad: el problema del tráfico y consumo de drogas en Paraguay ha alcanzado proporciones alarmantes. La incautación de cerca de 20.000 dosis de crack (chespi) en un solo punto de microtráfico evidencia la magnitud de este flagelo y nos obliga a reflexionar sobre cuántos jóvenes han caído en las garras de la adicción.

En editoriales anteriores ya habíamos señalado la gravedad del problema y de la situación de miles de padres, de distintos estratos sociales, que ven impotentes cómo sus hijos son arrastrados por el devastador mundo de las drogas. Algunos no saben cómo lidiar con este problema, mientras que otros sufren en silencio, por desconocer qué caminos tomar. Este último operativo demuestra que el narcotráfico no solo crece en la exportación de grandes cantidades de estupefacientes, sino también en el consumo interno, una amenaza que no distingue edad ni condición social.

Si en un solo punto de distribución se hallaron casi 20.000 dosis de crack, ¿cuántas más estarán circulando en diferentes puntos del país? A esto debemos sumar otras sustancias igualmente peligrosas que están a la mano de nuestros jóvenes. El panorama es sombrío, y la sociedad, las familias y las instituciones deben unirse para frenar esta crisis.

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En este contexto, la iniciativa SUMAR, impulsada por el gobierno, constituye un esfuerzo más que plausible. Con un enfoque interministerial que abarca la prevención, rehabilitación y combate al microtráfico, el programa representa un gran paso para luchar contra este drama social. Sin embargo, el éxito de la iniciativa también depende del compromiso de toda la sociedad.

En ese sentido, los medios de comunicación y los centros educativos tienen un rol clave. Deben sumarse activamente a las campañas de concienciación, enfocándose en la prevención, para evitar que más jóvenes caigan en las trampas del narcotráfico. La sensibilización y la información son herramientas poderosas, pero necesitan ser utilizadas con urgencia y de manera sostenida.

Paraguay enfrenta una crisis que requiere de un esfuerzo conjunto. No se trata solo de aplaudir los golpes al narcotráfico, sino que es necesario un compromiso real de todos los sectores para erradicar la adicción, ofrecer oportunidades de recuperación a quienes han caído en esta trampa y apoyo a las familias afectadas por este mal. Es momento de llamar la atención y acompañar la lucha contra un enemigo que sigue creciendo en las sombras.