La naturaleza en primer lugar

Foto: IP

En las últimas semanas varios casos de incendios forestales azotaron diversas zonas del país, siendo los más preocupantes, los que afectaron la zona del Chaco. Esta realidad debería hacernos reflexionar sobre prácticas que hemos normalizado, pero que representan un peligro inminente para nuestra sociedad y el medio ambiente.

Uno de los problemas centrales es la peligrosa costumbre de los ganaderos, tanto pequeños como grandes, de quemar pastizales en esta época del año. Esta práctica, que tiene como fin eliminar las impurezas y renovar las pasturas con las primeras lluvias de octubre, se ha llevado a cabo históricamente, y muchos productores la consideran parte de una gestión agrícola tradicional. Sin embargo, las consecuencias van mucho más allá de la limpieza de los campos. El fuego no solo destruye los restos de pasturas viejas, sino que arrasa con la biodiversidad, matando animales silvestres e insectos esenciales para la cadena alimentaria y el equilibrio del ecosistema.

Por esta razón es vital que como sociedad asumamos la realidad que enfrentamos. No se puede resolver un problema cuando se desconoce su raíz. En Paraguay, la cuestión ambiental sigue siendo, en muchos aspectos, un tema anecdótico. No se le otorga la importancia que merece. Desde la basura que llena nuestras calles hasta la falta de manejo adecuado de residuos industriales peligrosos, nuestra falta de conciencia ambiental es evidente. Incluso a nivel doméstico, la quema de residuos sigue siendo una práctica común en las ciudades, lo que refleja una profunda desconexión con la naturaleza.

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Los paraguayos debemos recuperar el respeto por la naturaleza que alguna vez practicaron nuestros ancestros guaraníes. Ellos vivían en armonía con su entorno, entendiendo que la tierra no es solo un recurso, sino un hogar que debemos proteger. En ese sentido, no podemos ignorar que la educación ambiental es clave para cambiar esta mentalidad. Debemos avanzar hacia una producción agropecuaria sostenible que respete los recursos naturales y valore la biodiversidad.

Sin embargo, también es justo reconocer que muchos productores ya están implementando prácticas responsables y sostenibles. No se debe permitir que la inconsciencia de unos pocos genere un estigma sobre aquellos que han comprendido la importancia de la producción ecológica. El desafío que enfrentamos no es simple, pero es necesario seguir insistiendo en la importancia de una gestión ambiental seria, donde todos, desde el productor hasta el ciudadano de a pie, asuman su responsabilidad.

El futuro de Paraguay, y de las generaciones venideras, depende de nuestra capacidad para reconciliarnos con la naturaleza y actuar en consecuencia.