Ayer, como cada 16 de agosto, el Paraguay celebró el Día del Niño. Una jornada tradicionalmente marcada por la alegría de los más pequeños, quienes disfrutan de una rica merienda, juegos y obsequios. Desde La Tribuna, queremos sumarnos a las voces que, desde hace tiempo, vienen solicitando un cambio en la fecha de esta celebración tan importante. Porque creemos que nuestros niños, los héroes de hoy, merecen una fecha que celebre la vida y el futuro, no un día que rememore uno de los episodios más tristes de nuestra historia.
La elección del 16 de agosto para conmemorar el Día del Niño no es casual. Fue en 1948, bajo el gobierno de Juan Manuel Frutos, que se estableció esta fecha mediante el Decreto Nº 27.484. El objetivo era recordar la tragedia de Acosta Ñu, acontecida en 1869, donde miles de niños, disfrazados de soldados, enfrentaron al invasor en una batalla que culminó en masacre. Sin duda, es un episodio heroico y desgarrador que merece un lugar preponderante en nuestra memoria colectiva. Sin embargo, creemos firmemente que un día dedicado a los niños de Paraguay no debería estar ligado a una conmemoración tan dolorosa.
Publicamos este editorial un día después del 16 de agosto con la convicción de que la celebración del Día del Niño debe estar desvinculada de una tragedia histórica. Los más pequeños, aún incapaces de comprender la magnitud de aquel sacrificio, enfrentan una suerte de ambivalencia: se les invita a celebrar un día que, paradójicamente, recuerda la muerte y el dolor. Es nuestro deber como sociedad trabajar para que en sus mentes se asocie este día con la alegría, el juego y la esperanza, y no con una página triste de nuestro pasado.
El Paraguay sigue siendo testigo de innumerables casos de maltrato y abuso infantil. La triste realidad de los «Niños Mártires» no ha quedado atrás; sigue presente en nuestras comunidades, nuestras escuelas, nuestras calles. Quizás, en parte, esto se deba a la carga emocional que, inconscientemente, depositamos en nuestros niños al celebrarlos en una fecha tan sombría. Necesitamos recordar a nuestros héroes del pasado con la solemnidad que merecen, en un día especialmente designado para honrar su memoria y asegurar que el mundo nunca olvide la tragedia que vivió nuestro país.
Pero a los héroes de hoy, nuestros niños, debemos darles un día especial, una fecha que celebre su presente y su futuro, su alegría y su inocencia. Ya en 2017 se presentó una propuesta para cambiar la fecha del Día del Niño, pero lamentablemente no prosperó. Es hora de que las actuales autoridades tomen la decisión de hacer historia, reconociendo tanto a los niños héroes del pasado como a los héroes del presente, con la dignidad y el respeto que ambos merecen.
Por todo esto, desde La Tribuna instamos a la sociedad y a nuestros gobernantes a considerar seriamente la posibilidad de establecer una nueva fecha para la celebración del Día del Niño en Paraguay. Nuestros niños merecen un día que sea motivo de pura celebración, un día en el que podamos mirar al futuro con esperanza, y no uno en el que la tristeza y la tragedia se mezclen con la alegría de la niñez. Es hora de hacer un cambio, por el bien de nuestros niños y por el futuro de nuestra nación.