A pocos días de la Semana Santa se aprecia una gran especulación en el mercado sobre los productos más demandados por las familias paraguayas para los días santos. Repentinamente hay escasez de algunos productos y en otros casos un elevado sobreprecio.
Como siempre, se alega la libertad del mercado, pero en nuestro país existe una realidad y es que los supermercadistas evidentemente se ponen de acuerdo para controlar el mercado.
La Secretaría de Defensa del Consumidor y el Usuario (Sedeco) advirtió que en una semana los precios de los productos en los supermercados de la zona Central registraron un elevado aumento.
La misma secretaría reconoce que en los mercados populares y algunos locales fuera de Asunción, los precios son más accesibles, lo que revela que existe una evidente especulación, en los grandes supermercados.
Los defensores del libre mercado podrán argumentar que la gente vaya entonces a hacer sus compras en los puntos más baratos, pero ello significaría tiempo y movilidad. La cuestión de fondo es que en Paraguay nadie defiende a los consumidores.
Los relevamientos que realiza mensualmente la Sedeco, no sirven para nada y ni siquiera reflejan la realidad, dado que en su planilla figura un precio, que no coincide con lo que el consumidor finalmente encuentra en las góndolas.
Los efectos negativos de la cuarentena estricta de la pandemia siguen afectando la economía de muchas familias, que no pueden recuperarse económicamente por la pérdida de fuentes de trabajo y la precarización de muchas labores. Las carencias se siente justamente en los pasillos de los supermercados al observar a las amas de casas buscando ofertas, comprando productos a granel y procurando estirar lo máximo posible el escuálido presupuesto.
En contrapartida el sector supermercadista fue el único que no paró durante la pandemia, y siguió facturando prácticamente con normalidad. En ese sentido, no pueden alegar que hayan sido afectado por las restricciones, por lo que en momento de crisis al menos deberían evitar las especulaciones y mostrar un mínimo de sensibilidad social, evitando aprovecharse de una festividad muy sensible a la religiosidad popular paraguaya.