Asunción se ha convertido en una ciudad hostil para los asuncenos. La capital del país no ofrece atractivos para vivir ni mucho menos invertir.
Con impuestos elevados y casi ningún beneficio para los contribuyentes, los sucesivos intendentes y concejales de la era democrática se encargaron de expulsar a los residentes de la capital hacia las ciudades vecinas.
Hoy, para una pareja joven de asuncenos, con un ingreso promedio, es absolutamente impensable adquirir una vivienda o un departamento en la ciudad donde nacieron. Deben tratar de conseguir un terreno hacia las ciudades vecinas, donde todavía pueden adquirir a precios relativamente accesibles un inmueble.
Así, el panorama que ofrecen actualmente, tradicionales y populosos barrios de la capital es de abandono y dejadez, con casas derruidas y tomadas por yuyales. Lo mismo sucede con la actividad comercial. Cada vez son más los negocios que van cerrando sus puertas y migrando hacia otros puntos donde las condiciones son más benignas.
El contraste es enorme al comprobar en los últimos tiempos el crecimiento de actividades económicas de ciudades como: Lambaré, San Lorenzo, Luque, Mariano Roque Alonso, Fernando de la Mora y Limpio. Hay grandes centros comerciales, espacios para la diversión y grandes empresas que van instalándose generando fuentes de trabajo y movimiento económico.
Contrariamente un recorrido por las principales calles del centro de Asunción, solamente transmite la deprimente imagen de negocios cerrados y ofertas de locales de alquiler o de venta. A ello hay que sumar dicha zona de la ciudad hoy día es también reducto de todo tipo de inseguridades.
La costanera que se construyó gracias a los Fondos Estructurales del Mercosur, le devolvió un poco de vida a Asunción. Se debió traer recursos de otra parte porque la municipalidad no tiene recursos para invertir en obras. Esto porque los administradores se encargaron de engordar el funcionariado municipal, para cumplir con el cuoteo político. Así la mayor parte de lo que se recauda se gasta en salarios y dietas.
Para completar este tétrico panorama, ahora la administración municipal viene impulsando la implementación del Estacionamiento Tarifado, un proyecto que terminará espantando más a los visitantes y residentes de Asunción, que desde ya son escasos en los últimos años.
El planteamiento del movimiento ciudadano que busca suspender dicho proyecto es perfectamente atendible. Los impulsores de la iniciativa señalan que antes de privatizar el estacionamiento se tiene que ofrecer a la ciudadanía un sistema de transporte público eficiente.
El desorden en el tránsito y el estacionamiento en la ciudad es la consecuencia de tener una Policía Municipal corrupta, que no merece la confianza ni el respeto de la ciudadanía y que vergonzosamente ninguna administración se trató de sanear.