Una enorme contradicción existe observando todo el potencial que tiene el Paraguay y que dos de cada cinco ciudadanos estén en la línea de la pobreza. El país tiene mucha fortaleza para que la vida sea mejor, sin embargo, esa calidad de vida no aparece. Una mirada desapasionada hará ver que la mayor dificultad está en quienes gerencian la Nación. No es ninguna opinión desmedida sostener que quiénes deben administrar y mostrar eficiencia desde el poder, no cumplen cabalmente con su deber, pese a tener más de lo necesario para convertir grande y poderosa la República.
Se tiene una de las mejores tierras del mundo, que permite dos cultivos al año. Existe energía eléctrica para definir qué porcentaje exportamos como grano y qué número convertimos en industrias. Hasta ahora no se saca provecho de Itaipú, Yacyretá, y las otras represas. Al contrario, se están convirtiendo en cajas sin fondo, que en el futuro pueden ser las causas de un imparable desequilibrio financiero. La culpa es de ésta administración y de las anteriores que pasaron.
Hay agua por doquier. Los ríos rodean el Paraguay e internamente se entrecruzan unos con otros. Acá va una muestra de lo poco que importa la gente: Hay altos porcentajes de ciudadanos que no consumen agua potable. Hasta se tiene la bendición de la naturaleza, pues el país no conocer de ciclones, huracanes, sunnamis, etc.
Ni siquiera se tiene violencia racial. No existe el fanatismo religioso. La discusión ideológica ni pasa por el debate profundo en contenido. Las situaciones favorables sirven de poco. Al parecer casi nada. Como valor positivo se puede agregar que se cuenta además con una población joven, con ganas de aprender y de crecer. Empero, no existe una política de Estado para sacar provecho a todos los atributos mencionados.
Las nuevas elecciones previstas para el 2023 no deben ser parte de una rutina democrática. Desde está medio alentamos a toda la sociedad a elevar la exigencia en pro de un mejor Paraguay. Quienes hoy prometen el oro y el moro, en todos los grupos políticos, deben dejar el discurso y trabajar por planes que luego puedan ejecutar desde los cargos de poder. Desde nuestro lado, como La Tribuna, vamos a poner lo nuestro, con críticas constructivas, para que esa alta gerencia política saque provecho al extraordinario potencial que se tiene en esta rica tierra guaraní.
