El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) anunció nuevas disposiciones para la importación de frutas y hortalizas, reflejadas en la resolución Nº 769/2024. Estas medidas establecen procedimientos específicos que permitirán la importación de estos productos en función de la demanda insatisfecha y la producción nacional, con la intención de ajustar los volúmenes de importación a la oferta y demanda interna. Sin embargo, esta situación pone de manifiesto una paradoja preocupante en nuestro país, conocido por su tierra fértil y abundante agua, y cuyos líderes frecuentemente proclaman con orgullo que somos una nación agrícola.
La implementación de políticas de importación para productos que, en teoría, deberíamos ser capaces de producir en abundancia, sugiere que algo no está funcionando correctamente en el sector agrícola. El MAG debe realizar una revisión profunda de sus políticas de extensión agrícola y de incentivos a la producción. Paraguay cuenta con vastas extensiones de tierra cultivable y miles de familias con deseos y capacidad de producir, lo que subraya la urgencia de identificar y superar las barreras que impiden el abastecimiento adecuado del mercado interno.
La importación de frutas y hortalizas no debería ser la solución primaria en un país con tantas ventajas naturales para la agricultura. Esta situación es motivo suficiente para preguntarse por qué no se han desarrollado políticas efectivas para fomentar la producción local y aprovechar la demanda existente. El enfoque debe estar en fortalecer la capacidad de producción nacional, brindando apoyo técnico y financiero a los productores locales, y asegurando que las políticas de comercialización sean justas y efectivas.
La Dirección de Comercialización del MAG tiene ahora la tarea de gestionar las solicitudes de importación y asignar cupos de volumen conforme a la producción nacional y la demanda interna. Aunque esta medida puede mitigar la escasez temporal, es una solución paliativa que no aborda la raíz del problema.
Todas las gobernaciones de la república tienen una secretaría de agricultura, cabe preguntarse qué hacen estos secretarios en sus respectivos departamentos, que no incentivan la producción hortigranjera. El MAG y las instituciones relacionadas deben a partir de ahora redoblar esfuerzos para desarrollar una política agrícola integral que priorice la producción nacional, el apoyo a los pequeños y medianos productores, y la sostenibilidad del sector. Urgentemete, se debe volver a promover la agricultura familiar campesina, que puede significar un mejor nivel de vida para miles de compatriotas, además de asegurar la posibilidad de abastecer la demanda interna con producción nacional.
Solo así podremos asegurarnos de que Paraguay no solo siga siendo reconocido como un país agrícola de nombre, sino que también lo sea en la práctica, abasteciendo a su propia población y, potencialmente, exportando su excedente.