El gran perdedor de las internas coloradas fue el presidente de la República, Abdo Benítez. Estamos hablando de la derrota del jefe de Gobierno en una consulta realizada entre sus propios correligionarios. Si se tomaran los comicios primarios como un plebiscito a su gestión, entonces se podría afirmar que fue claramente aplazado. Conste que los consultados no fueron electores de la oposición.
Cuando se analice con mayor frialdad las internas coloradas, el propio Abdo y sus asesores se verán obligados a reconocer el error de la participación en las primarias partidarias. No es poca cosa tener a la vista unos números, donde el Ejecutivo cae derrotado con el voto de los propios afiliados de la Asociación Nacional Republicana (ANR).
Ya de por sí un presidente saliente pierde fuerza a medida que se acerca su fecha de vencimiento, con lo sucedido en las internas coloradas podemos estar ante un gobierno más debilitado aún. Le dolerá eso a él, a su entorno, pero igualmente terminará dañando la fortaleza a una investidura institucional.
Otro tema que queda como una carga pesada para Abdo es su declaración de guerra con eso que no dará «el abrazo republicano» a Cartes, quien fue precisamente el que le gana en la pugna por la Junta de Gobierno y, de hecho, es el líder del movimiento ganador, grupo al cual responde Santiago Peña, quien de manera preliminar es el candidato colorado que pugnará con la oposición por la Presidencia de la República.
Faltan más de siete meses para el cambio de Gobierno, agosto 2023, que es un tiempo importante donde el Paraguay precisa contar con un Gobierno entero, animado y entendido con el deber que tiene con la República. Habría que ver cómo concluye Abdo en su autoestima como gobernante y, sobre todo, cómo dejará al Paraguay al finalizar su mandato. El tiempo lo dirá …
