Por Juan Carlos A. Moreno Luces
Kassen Hijazi, el empresario brasileño de origen libanés, fue detenido en Agosto del 2021 por el fiscal Marcelo Pecci y se convirtió en el eslabón oscuro del último capítulo de una historia qué está llegando a su fin. Las coincidencias no son producto de un escritor de novela negra, son reales y apuntan a una línea política qué ha logrado frustrar las aspiraciones presidenciales de un Vice Presidente y ha generado turbulencias en la carpa vecina.
Pasado un tiempo prudencial y aún sin contar con los elementos jurídicos qué posibilitaron la designación de ‘Significativamente corruptos’, nuevamente saltó al escenario un nuevo caso y es el acuerdo del hijo de Fretes, presidente de la Corte Suprema de Justicia, con Hijazi.
Lo difícil es establecer el hilo conductor de esta intríngulis y la gran incógnita. Cómo llega a manos del senador Santacruz él famoso acta de compromiso?.
Si establecemos una hipótesis, podríamos suponer qué el acta fue entregada al FBI como parte de la colaboración del detenido en la investigación. Posteriormente la misma, conecta a un esquema multidimensional, con aristas aún no descifradas. Ahora bien, al senador Santacruz no le entregó el FBI. El FBI, necesariamente debió entregarle a alguien del Departamento de Estado y este derivó a la carpeta «PARAGUAY».
Luego y siguiendo con las especulaciones este solicita información a su embajada y como su contenido es de clasificación confidencial A1; solo podría tratarse con el número indicado. El número 1; necesitaría seguir cumpliendo las instrucciones y en consecuencia decide llamar a su amiga senadora no colorada pero oficialista de primera hora.
Café va, café viene. Y finalmente deciden llevar adelante el siguiente capítulo a través del senador Santacruz, el soldado fiel. Nuevamente se pone en marcha la agenda tratando de corregir los primeros errores, pues las designaciones no resultaron y ahora los nuevos actores son significativamente menos relevantes.
La cuestión es ir desarrollando un plan y qué las tendencias en las redes cobren resonancia, estas se instalan para crear incertidumbre, generando tensión en los sindicados y así, una mayor posibilidad de que puedan cometer algún error. Lo cual confirma, qué están vigilados por llamarlo de alguna manera.
Entrando ya en la recta final de la teoría y tratando de establecer un porqué, iremos ubicando los últimos actos. El FBI de los EEUU ofrece una altísima cifra para quién pueda dar datos sobre los responsables del asesinato del fiscal Marcelo Pecci. Si observamos el tablero de recompensas del FBI respecto a su búsqueda de otras ‘celebridades internacionales’, nos damos cuenta qué la recompensa a los informantes sobre el caso del fiscal paraguayo asesinado, rebasa considerablemente los clásicos parámetros, lo cual evidencia una gran relevancia e interrogantes al mismo tiempo.
Si a todo esto le agregamos el escenario de los comunicados del embajador Ostfield; el Palacio de los López y de escolta el presidente de la República, Mario Abdo Benítez; obviamente el mensaje es fuerte. Mi preocupación va más allá de las especulaciones, qué surgieron luego de dicha presentación. Pues escuche al coro de mis neuronas que me repetían hasta el cansancio. Es un libreto repetido que debe renunciar. Y me dije, sí. Ya lo escuché.
Luego de dar vuelta la página y adentrarme en núcleo de esta novela, vuelvo a garabatear en mi mente y todo me hace suponer que dentro de la Asociación Nacional Republicana, ANR, el nuevo timón político volverá a marcar el rumbo del horizonte. Qué la sustitución forzada del candidato oficialista, fue un error estratégico.
En síntesis, pienso qué quién elaboró la agenda Paraguay está o muy pronto estará out ! Se equivocó en todo. Entrelazar lo jurídico con lo político, es error de niños y más aún sin conocer nuestra identidad. ¿O, son tan astutos y tratan de confundirnos con un libreto qué finalmente nos sorprenderá?.
Esta historia no es una atalaya. Y toda novela negra tiene por lo general un desenlace oscuro. El detective es quien podría ir preso o extraditado. Hoy nadie lo dice, pues es una apuesta riesgosa. Y además, falta la última carta.