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viernes, 22 de noviembre de 2024
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Electores de Latinoamérica oscilan entre la izquierda y la derecha sin lograr esquivar la corrupción

 
México, Argentina, Bolivia, Perú, Honduras, Chile, Colombia, Venezuela, Nicaragua y Cuba tienen actualmente gobiernos de izquierda (desde el próximo enero Brasil). En Sudamérica Paraguay, Ecuador y Uruguay son la excepción con gobiernos liberales. Los electores de Latinoamérica han demostrado un comportamiento pendular saltando, de un periodo a otro de la izquierda a la derecha, pero no pudieron librarse de la corrupción que atraviesa toda ideología.

Pobreza, aumento de las desigualdades, falta de oportunidades para la población y el hambre que campea en algunos países, la migración de la población en busca de mejores oportunidades son los principales problemas que agobian a los países de Latinoamérica. En esa desesperación por encontrar una salida, los electores (en los países con democracias sólidas) han optado por probar propuestas de sectores de la izquierda, alternando luego con la derecha.

El problema es que la base de todos los dramas de Latinoamérica es la corrupción galopante que no conoce ideología y que contribuye a aumentar las desigualdades y los descontentos sociales.

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En un recorrido por la experiencia de los países de Sudamérica podemos ver cómo los votos fueron favoreciendo o castigando a los partidos y aspirantes, tanto de derecha como de izquierda.

El caso chileno

En Chile, Sebastián Piñera estuvo dos períodos, no consecutivos, en el poder y tuvo un buen desempeño en el gobierno. Afrontó con éxito situaciones de emergencia, y Chile fue uno de los primeros países en lograr la mayor cobertura de vacunación contra el Covid-19. Sin embargo, terminó su periodo con el menor índice de aprobación. La aparición de su nombre con los denominados “Pandora Paper’s” sobre una dudosa concesión a una minera relacionada con su familia, dejó el terreno fértil para el triunfo del izquierdista Gabriel Boric.

En Brasil, donde la izquierda ya iba por el tercer periodo de gobierno, sin embargo, tropezó con los escándalos de las denuncias de la investigación Lava Jato, que, en ese entonces, envolvieron al ahora ganador Lula da Silva, y llevaron a la destitución por impeachment de Dilma Rousseff.

Esto abonó el terreno y abrió el camino para el triunfo del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien, a pesar de su discurso violento, misógino y nostálgico de la dictadura, conquistó los votos de los brasileños y llegó al Planalto.

Los brasileños, que habían experimentado un crecimiento económico durante los gobiernos de izquierda, especialmente de Lula, acicateados por las denuncias de corrupción se volcaron a la derecha. Ahora nuevamente retornaron hacia la izquierda con Lula, hastiados por las bravuconadas de Bolsonaro, su pésima gestión de la pandemia del covid-19, al que llegó a denominar “gripesinha”, adobado todo esto también con denuncias de malversación de fondos públicos.

Los brasileños, dieron ahora nuevamente oportunidad a la izquierda buscando mejores condiciones de vida, en una de las mayores economías del mundo, pero que cuenta con altos índices de pobreza y donde 33 millones de brasileños pasan hambre.

De Correa a Lazzo

En Ecuador pasó casi lo mismo. Allí churrullero izquierdista Rafael Correa, luego de dejar la presidencia fue condenado a 8 años de prisión. Se refugió en Bélgica para evitar ir a la cárcel. Su sucesor Lenin Moreno, se apartó del correismo, para distanciarse de la corrupción, pero su gestión también estuvo plagadas de escándalos por malversaciones. Decepcionados por la galopante corrupción que dejó Correa, los ecuatorianos volvieron a girar para la derecha y entronaron a Guillermo Lazzo en el poder.

Argentina luego de la catastrófica gestión de la derecha -con Carlos Menem, Fernando De la Rúa, Eduardo Duhalde- los Kirchner llegaron al poder en el 2003 y estuvieron primero con Néstor (+) y después con Cristina Fernández hasta el 2015. Ese año, nuestros vecinos se volcaron nuevamente con sus esperanzas hacia la derecha con Mauricio Macri, quien estuvo un periodo y dejó el poder también con serias denuncias de corrupción durante su gobierno.

En el 2019 la Argentina volvió a girar a la izquierda con Alberto Fernández y con Cristina como vicepresidente. Esta última recientemente fue acusada por dos fiscales argentinos por cargos de corrupción durante su gestión como presidenta.  

En Colombia

Los colombianos también hastiados por el aumento de la pobreza, la desigualdad y la insatisfacción por la falta de oportunidades, en las últimas elecciones se volcaron por primera vez hacia la izquierda, llevando a la presidencia a Gustavo Petro, un ex guerrillero, quien prometió cambios profundos para los colombianos.

Su antecesor Iván Duque llegó al poder anunciando una lucha contra la corrupción. Sin embargo, poco hizo para combatir el flagelo y terminó también con la amenaza de una posible denuncia por la mala utilización de recursos para los acuerdos de paz con la guerrilla.

Como puede verse los electores de Latinoamérica ya no tienen más tanto miedo al cuco del comunismo, ni a la guerrilla sino a la corrupción que va carcomiendo y destruyendo a la sociedad.