Por: Claudio Luis Velázquez.1
Germán Serrano había aprovechado aquel 8 de diciembre de 1876, y la peregrinación ciudadana a Caacupe. Con esto, organizó un levantamiento contra el presidente Juan Bautista Gill para derrocarlo. Serrano fracasó, y la represalia será durísima: fue degollado y su barba arrancada con un cuchillo.
Serrano había sido un general, combatiente en la Guerra Grande. En la batalla de Ytororo (06/12/1868) arengó a sus hombres con el grito de «Pejogua guaguime!!» (parecen viejas!!). Con lo cual rechazó ataques aliados importantes, en el puente de Ytororo.
Esta brillante actuación sería opacada por la actitud que demostró en los prolegómenos a la Batalla de Avay (11/11/1868). El terreno no era apto para presentar batalla, principalmente ante la inmensidad numérica de los aliados. Bernardino Caballero recomendó al Mariscal López, no presentar batalla y guarnecerse en Itá Ybaté. Serrano intervino y acusó de cobarde a Caballero. El Mariscal, pese a la recomendación de Caballero, ordenó se presente batalla en Avay.
Caballero cumplió la orden. En Avay se dará una de las más terribles derrotas del Ejército del Paraguay. En gran medida por la imprudente intervención de Serrano. Tal vez este sea el motivo, por el cual ese 8 de diciembre de 1876, se aplicó tanto ensañamiento al derrotarlo en su levantamiento.
Poco tiempo después, la muerte de Serrano será vengada por su hijo Juan Regúnega, quien se encarga de asesinar a Emilio Gill, hermano de Juan B. Gill. Para culminar su venganza, y en recuerdo a lo que hicieron a su padre, Regúnega cortará con un cuchillo las orejas de Emilio.
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- Abogado y Docente universitario. Especialista en Historia Militar Contemporánea de la Universidad de la Defensa Nacional, Buenos Aires – Argentina. Investigador de Historia del Paraguay. Actualmente culminando la Maestría en Historia del Paraguay de la Universidad Nacional de Asunción. ↩︎