ASU2002 dejó muchos puntos positivos. Por suerte, el Gobierno finalmente cedió y se desarrolló el torneo de la mejor manera. La conclusión es que nuestros atletas son buenos y sí les faltan recursos, las gradas se llenan con familias que aman el deporte y no con barras bravas financiadas, el deporte es una actividad que moviliza el dinero y el Paraguay, recuperando su autoestima, está destinado a ser grande y poderoso.
Una de las facetas a destacar es la enorme tarea de los voluntarios. Eso refleja que cuando las causas son de alta vara, la ciudadanía se prende. Jóvenes y mayores fueron pilares desde inicio a fin acompañando con eficiencia a atletas y turistas y hasta a los connacionales para que todo sea orden durante el desarrollo de la competencia.
Los deportistas nacionales ganaron buenas preseas. Estamos hablando de chicas y muchachos que no tuvieron el apoyo requerido. Algunos practicaron en medio del trabajo para ganar el pan diario. La competencia, en ciertos casos, allí donde no llegamos, fue palmo a palmo, y estamos hablando de adversarios con alta preparación.
Otro punto a destacar es la calidad del pueblo paraguayo. No hubo una gota de violencia. Casi todas los estadios estuvieron llenos con la presencia de papá, mamá, hijos y toda la parentela. Definitivamente, las canchas no son para las barras bravas, cuyas presencias en los estadios son responsabilidades de los dirigentes de fútbol.
El deporte, en todas sus disciplinadas, bien organizadas y con seguridad, ayudan a movilizar la economía. La lección que deja Odesur, Asu2022, lo debemos también entender como negocio. Por último, la brillantes en el inicio del torneo, en el desarrollo de los juegos y su final, deben sostener la autoestima nacional en lo más alto, pues hay una esencia nacional, sólo debe salir bien a flote ese ADN guaraní, para que Paraguay sea una nación grande y poderosa.