Rusia continúa con los ataque masivos con misiles de largo alcance sobre territorio ucraniano. Hoy el Kremlin ha confirmado que se han llevado a cabo “bombardeos masivos con armas de precisión”.
Las cifras de muertos va aumentando, porque las explosiones afectan instalaciones civiles, lo que ha significado la condena mundial al operativo del presidente Ruso, Vladimir Putin.
La reacción rusa es en represalia a la explosión registrada en el cumpleaños de Putin, en el puente que une la península de Crimea con Rusia. El presidente ruso responsabilizó a Ucrania de la explosión y lo calificó como un atentado terrorista.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha asegurado que Ucrania «no puede ser intimidada» tras los bombardeos rusos, que se han cobrado la vida de al menos 19 personas y ha dejado 105 heridos.
Los últimos ataques impactaron contra instalaciones eléctricas. Los gobernadores de la provincia de Vínnitsia (centro), Dnipropetrovsk (este) y Lviv (oeste) han denunciado que los misiles rusos han alcanzado instalaciones eléctricas en sus territorios.
Crímenes de guerra
Dmitro Kuleba, ministro de Exteriores de Ucrania, ha acusado a Rusia de cometer “crímenes de guerra” al bombardear de forma deliberada infraestructuras energéticas críticas para dejar “a los civiles en condiciones insoportables”.
“Ni un solo objetivo militar estaba cerca de los lugares atacados”, afirmó Kuleba.
Por su parte, Zelenski pidió al G-7 nuevos sistemas aéreos de defensa para poder contrarrestar los ataques rusos. EE UU ya se ha comprometido a proporcionar estos sistemas a Kiev.
Los daños de los ataques rusos fueron relativamente menores, gracias a que funcionó el sistema de defensa antimisil y las fuerzas ucranianas lograron destruir la mayor parte de los misiles antes de que dieran en el blanco, según publicaciones de fuentes militares.
Según el viceministro de Defensa ucraniano, Hanna Malyar, Rusia disparó 83 misiles contra Ucrania. De ellos, 43 misiles fueron derribados por la defensa aérea.