El hallazgo de restos óseos en Bella Vista Norte ha revivido tímidamente la memoria del EPP. La primera hipótesis que surge es que podría tratarse de los restos del ex vicepresidente Oscar Denis, aunque esto aún está por confirmarse. De todas formas, el hallazgo es macabro, dado que se trata de restos humanos, independientemente de quién sea la víctima finalmente.
El hecho es que ya nadie parece hablar del EPP, como si sus actos terroristas hubieran quedado en el pasado. Sabemos perfectamente que este grupo criminal ha infligido profundas heridas en la sociedad paraguaya, por lo que es imposible olvidar y se debe tomar acción.
El EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo) ha dejado un legado de secuestros y violencia en Paraguay que ha perdurado durante años, hasta el punto de que en la actualidad todavía existe el temor a un nuevo ataque. Además, aún hay víctimas desaparecidas y numerosos familiares que sufren. Los esfuerzos de los gobiernos en la lucha contra este grupo criminal han sido insuficientes, lo que hace que la organización siga siendo un desafío constante para la seguridad nacional. Los secuestros perpetrados por el EPP han causado angustia y dolor en las familias de las víctimas, así como una sensación de inseguridad en la sociedad paraguaya.
La verdad es que ningún gobierno ha logrado erradicar esta amenaza. El EPP ha tenido la habilidad de camuflarse entre civiles de la zona e incluso ha contado con el apoyo y el respaldo de lugareños, y posiblemente de autoridades o políticos. A pesar de las incursiones de inteligencia y las operaciones militares, la organización ha logrado sobrevivir y mantener sus actividades delictivas. Hoy, el tema del EPP vuelve a estar en la palestra, y es posible que se les atribuya un nuevo homicidio.
La falta de una estrategia efectiva para abordar las causas subyacentes que alimentan el reclutamiento en el EPP ha sido un factor clave en su persistencia. La pobreza, la desigualdad y la marginalización en ciertas regiones han contribuido a la radicalización de algunos individuos. Sin embargo, consideramos que es aún más grave la falta de interés en la eliminación definitiva del grupo. El primer paso para lograrlo es volver a poner el tema en discusión y no dejarlo pasar entre las constantes noticias que llenan la vida de Paraguay.
Para poner fin definitivamente a la amenaza del EPP, se requiere que las autoridades actúen con firmeza y el rigor que la situación requiere. No hay lugar para actitudes tibias, y no se debe temer a la opción de la «mano dura», dado que los criminales no dudan en atacar de la manera más sanguinaria a los trabajadores.
Hoy, después de tantos años y bajo la sombra de un hallazgo macabro, nos preguntamos una vez más: ¿Dónde está el EPP? Solo nos queda esperar que este gobierno erradique el problema de raíz.