Dadas las circunstancias, la respuesta parece sencilla: corrupción. Apenas rascando la superficie de la cuestión, es notorio que existe colusión entre grupos criminales y funcionarios penitenciarios. El ministro Ángel Barchini comunicó que los lamentables eventos ocurridos recientemente en la cárcel de Tacumbú podrían repetirse. Según informó, las autoridades aún no han retomado el control total, por lo que la penitenciaría seguiría bajo el control de grupos criminales.
Se pudo ver durante la última crisis que los propios guardiacárceles actuaban como portavoces del grupo criminal que maneja Tacumbú. Tanto los funcionarios como incluso autoridades trataban de llamar «señor» al líder de la organización delictiva que tomó la cárcel y mantuvo como rehenes a varias personas.
La situación carcelaria en Paraguay requiere una atención urgente y exhaustiva. La problemática de Tacumbú, así como de otras cárceles en el país, se agrava con la influencia que ejercen las grandes asociaciones criminales en su funcionamiento. Tanto los reclusos como sus asociados afuera dominan a su antojo las cárceles, y esto jamás sería posible sin la complicidad de las autoridades de alto y bajo rango. El día a día en nuestras cárceles es el producto de un gran negocio propuesto por ambas partes y aceptado por todos.
Hace muchos años, las organizaciones criminales han infiltrado el sistema penitenciario, controlando no solo a los reclusos, sino también a guardiacárceles que, por diversas razones, caen bajo su influencia. No es posible dudar de que esta nefasta influencia llega a funcionarios con puestos de mayor preponderancia incluso.
La prueba final y más contundente de que tanto las autoridades como los miembros del Clan Rotela son un equipo, es que hasta el día de hoy la situación se sigue manejando al antojo de su líder. Esta lamentable realidad pone de manifiesto la falta de autoridad y el descontrol en las cárceles paraguayas. Las cárceles son un centro de convenciones para los criminales, y son cordialmente atendidos por los responsables de las penitenciarias.
Mientras no exista coraje para romper el vínculo corrupto y el terror que infunden los grupos criminales, continuará el círculo vicioso de la delincuencia que se perpetúa tras las rejas. Mientras no se enfrente la situación con valor y tenacidad, la mafia carcelaria seguirá triunfando.