La situación de las penitenciarías en Paraguay no es novedad. Desde hace demasiado tiempo es un tema de preocupación, ya que en nuestro país la cárcel no es otra cosa sino que un caldo de cultivo de la criminalidad. Las condiciones de hacinamiento, la falta de recursos y el creciente poder de los grupos criminales dentro de las cárceles plantean la crisis al nuevo gobierno.
El PCC y el Clan Rotela serían los principales responsables de la pérdida de control de las cárceles por parte de las autoridades. Además de la preocupante influencia de estos grupos criminales, la reciente denuncia de posible “espionaje” realizada por el propio Ministro de Justicia indica a las claras hasta donde ha ingresado la corrupción en el sistema penitenciario.
El Ministro de Justicia, ha señalado la posibilidad de que haya infiltrados o personas que trabajan para estos grupos criminales dentro de la institución gubernamental encargada de supervisar las cárceles; incluso refirió que los criminales conocerían cuestiones que ocurren en su despacho. Esta denuncia es un llamado de atención urgente sobre la necesidad de investigar a fondo y tomar medidas enérgicas contra cualquier actividad ilícita que socave el sistema de justicia y perpetúe la crisis penitenciaria.
Para abordar el tema y erradicarlo de raíz, no es suficiente cambiar a los directores. Se debe realizar un profundo control en ámbito de mandos medios. Pero más importante es encarar una lucha directa contra los grupos criminales en sí. Muchos problemas del país serían solucionados mediante el desbaratamiento de grupos criminales que no han traído mas que terror, muerte y destrucción al Paraguay. La cárcel es solo un reflejo de nuestra sociedad, es una muestra a escala de como funciona nuestro país, y quienes mandan.
Es fundamental que el gobierno tome medidas concretas y efectivas mediante una revisión exhaustiva de la seguridad y el personal en las penitenciarías. Se debe eliminar la influencia de los grupos criminales y garantizar la seguridad tanto de los reclusos como de los trabajadores penitenciarios. Se debe investigar implacablemente la denuncia formulada por el Ministro y erradicar el espionaje de las oficinas del ministerio. Pero mas importante es la lucha directa, frontal y sin cuartel contra los grupos criminales que dominan las calles y las cárceles. Este es el flagelo principal.
La cárcel deberá convertirse en un lugar más rígido, más controlado. Sin mano dura en la última línea del sistema, esto podría descontrolarse aún más. La situación no puede ser ignorada ni subestimada. La influencia de grupos criminales como el PCC y el Clan Rotela, junto con las denuncias de espionaje en el Ministerio de Justicia dan cuenta de que el Paraguay se encuentra en manos de criminales, y que es momento de recuperar el control de las calles y de las cárceles a cualquier precio.