La policía argentina desmanteló una banda delictiva compuesta en su mayoría por ciudadanos chilenos que se dedicaban al robo de camionetas 4×4 en distintos barrios de Buenos Aires para luego trasladarlas a Paraguay. La banda logró sustraer un total de 16 camionetas Nissan Frontier en un lapso de tan solo 35 días.
El modus operandi de la organización delictiva era meticuloso y coordinado. En primer lugar, marcaban los vehículos objetivo, a veces días antes del robo. Luego, desactivaban las alarmas de las camionetas, cortando los cables correspondientes desde el exterior del vehículo. Finalmente, ingresaban al interior de los automóviles, generalmente violentando las ventanillas traseras o cerraduras. Una vez dentro, utilizaban una llave genérica con una nueva frecuencia asignada para manipular la computadora a bordo, conocida como On Board Diagnostic (O.B.D), y así, asignar la frecuencia de arranque correspondiente a esa llave.
Las investigaciones, que comenzaron en junio, se basaron en el análisis exhaustivo de alrededor de 2.200 cámaras de seguridad en toda la ciudad. Esto permitió a las autoridades identificar los barrios donde los robos eran más frecuentes, incluyendo Saavedra, Villa Devoto, Monte Castro, Villa Real, La Boca, Mataderos, Caballito y Villa Luro.
Cada miembro de la banda tenía roles específicos que abarcaban desde marcadores, vigilantes y autores materiales de los robos, hasta aquellos encargados de trasladar los vehículos hasta su destino final. La investigación reveló que los robos se realizaban sistemáticamente en las horas de la madrugada, generalmente entre la medianoche y las 4 de la mañana, siguiendo un patrón similar al de una banda delictiva que operaba en Chile en 2022.
La labor para resolver el caso fue liderada por la División Extracción y Análisis de Imágenes y la División Sustracción Automotores y Autopartes de la Policía de la Ciudad, con la colaboración del juez Alberto Baños y el fiscal José Campagnoli. Gracias al análisis de datos de lectores de placas patentes y el seguimiento de las cámaras de la ciudad, se logró reconstruir las rutas utilizadas por la banda.
Además, las cámaras de seguridad también captaron la participación de una camioneta Hyundai Tucson de color blanco con patente chilena en los robos. Tres individuos chilenos, uno de ellos con antecedentes de robo en San Isidro, habían ingresado al país en ese vehículo. También se identificó la presencia de un Chevrolet Prisma Joy de color blanco que acompañaba a las camionetas robadas fuera de la jurisdicción de la ciudad. Las placas patentes de este vehículo revelaron que pertenecía a una empresa de alquiler de vehículos con sede en la Ciudad de Buenos Aires y en la Provincia de Corrientes.
Las camionetas robadas se dirigían hacia la zona oeste de la provincia de Buenos Aires, donde eran preparadas para su posterior envío a Paraguay. El objetivo era evitar que fueran detectadas por los anillos de control ubicados en toda la Ciudad de Buenos Aires. La investigación demostró que una de las camionetas robadas, que ya había sido adulterada en la provincia de Misiones, estaba lista para cruzar la frontera con documentación falsa y placas alteradas.
