Andrés Colmán Gutiérrez
Cuentan que, hace algunos años, la patinadora artística esteña Erika Alarcón Anisimoff quiso practicar en la pista del Polideportivo Municipal de Ciudad del Este, pero debido a las fuertes rencillas políticas que existían entonces, las autoridades no le permitieron el acceso al espacio comunitario. Tuvo que ir a practicar en otra pista, en la ciudad vecina de Hernandarias, para ir puliendo su técnica, la que el domingo último le permitió ganar la medalla de oro durante la competencia de Solo de Danza de Patinaje Artístico, en la Secretaría Nacional de Deportes, como parte de los Juegos Odesur Asu 2022.
Lo ocurrido se explica porque Erika es sobrina de la actual concejala municipal Alison Anisimoff, muy cercana al equipo político del intendente municipal de Ciudad del Este, Miguel Prieto, quienes en esos momentos se hallaban muy enfrentados con el clan político de los Zacarías Irún, a quienes lograron desplazar tras 17 años de arbitrario control de las administraciones políticas y judiciales en el Alto Paraná. Es simplemente una muestra de cómo la política mal entendida repercute negativamente en varias áreas, como el desarrollo de las disciplinas deportivas.
La gran conquista de Erika, al ganar una de las primeras tres medallas de oro que se adjudicaron tres mujeres atletas paraguayas en los Juegos Odesur, fue celebrada con mucha alegría por gran parte de la población de Ciudad del Este, sobre todo por quienes las vieron crecer desde niña, abriéndose paso con mucho sacrificio en su pasión por el deporte. La concejala Alison y el intendente Prieto le dedicaron sendos homenajes en sus redes sociales y los ciudadanos aprovecharon dichos posteos para recordarle al intendente que una buena pista de patinaje, al igual que otras instalaciones para la práctica de vario deportes, siguen siendo una materia pendiente por parte de la administración municipal.
El sacrificio de formar a una atleta
La carrera deportiva de Erika Antonia Belén Alarcón Anisimoff en el patinaje artístico se inició cuando ella tenía apenas cinco años de edad y fue creciendo con mucho talento y destreza, mientras estudiaba en el Colegio Sembrador.
Desde adolescente llegó a ganar diez medallas en campeonatos sudamericanos: 3 en 2013, en Chile; 1 en la Copa Issy International Roller Dance Competition 2013, infantil, en Paris; 1 en la Copa Issy International Roller Dance Competition 2014, cadete, en Paris; además de 2 medallas de bronce en el Campeonato Sudamericano 2011 y 1 medalla de bronce en Corea 2013, en Patinaje sobre hielo.
Erika viene de una familia con recursos, lo cual le hizo posible sostener su carrera, ya que al principio no obtuvo ningún apoyo estatal. Para acceder a un buen instructor en la disciplina, sus padres Hugo y Emilce debieron costear cada cierto tiempo sus viajes a Buenos Aires, para trabajar con el destacado entrenador César Agrelo, o pagarle al mismo para que venga a Ciudad del Este.
Esta situación no le quita valor al sacrificio que significa formar a una atleta, pero demuestra que muchos jóvenes humildes no tienen oportunidad, mientras desde el Estado no se apoye con mayor inversión a las demás disciplinas deportivas, además del fútbol. El brillo que estos chicos y estas chicas le dejan al país compensan todo esfuerzo.
Lo dijo Erika, el lunes pasado, cuando acarició el cielo con las manos: “Nunca antes me pasó, que en mi propio país el estadio esté lleno de gente aplaudiéndome, incluso mucho antes de que se sepa que gané la medalla de oro”.
Una bici en lugar de la fiesta de 15
Cuando iba a cumplir 15 años, sus padres se dispusieron a organizar la tradicional fiesta de celebración, pero Agua Marina Espínola Salinas les pidió que, en lugar de gastar en festejos, le compren una bicicleta de carrera. Había visto a los ciclistas pasar frente a su casa y ansiaba ser como ellos.
Ante la negativa del papá, su madre le recomendó que hable con un grupo de ciclistas. Ellos le apoyaron y así consiguió su primera bicicleta de acero. A los dos meses ya estaba participando en una carrera.
Su proceso fue duro y sacrificado. Ganó competencias en el Paraguay, logrando ser campeona nacional, compitió en Brasil, en Argentina, en los Juegos Panamericanos y en torneos de Europa. La convocaron a formar parte del equipo Canyon SRAM Generation y pudo integrar la delegación del Paraguay en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, en medio de los desafíos que supuso la pandemia del Covid-19.
Los pobladores de Sapucai la solían ver trepando los cerros con su bicicleta en sus duras prácticas. Su momento de gloria llegó el lunes pasado. Agua Marina realizó una excelente carrera en la prueba de Ciclismo de Ruta en el Contrarreloj Individual Femenino y culminó en el primer puesto con un tiempo de 35:27.18, conquistando por primera vez una medalla de oro en ciclismo para el Paraguay, en los juegos Odesur.
El logro de una abogada y fisiculturista
Silvia Paola Patiño Santacruz es abogada y funcionaria del Ministerio de Justicia, donde se desempeña como directora de Seguridad Jurídica, pero gran parte de sus ratos libres los pasa en el gimnasio, buscando alcanzar las mejores expresiones del fisiculturismo.
Su esfuerzo obtuvo un importante resultado en los juegos Odesur, ya que, en la competencia de Bikini Fitness hasta 1.63 metros, dentro de la disciplina de Fisicoculturismo y Fitness, el pasado domingo, pudo conquistar la medalla de oro, convirtiéndose en una de las tres primeras mujeres atletas paraguayas que conquistaron el máximo galardón. Otra paraguaya, Lilian Benítez Ortíz, obtuvo la medalla de plata en la misma categoría.
Silvia Paola había debutado en el mundo del fisiculturismo en agosto pasado, durante una competencia en Ciudad del Este, en la categoría Bikini-Fitness Novato, donde conquistó su primer título.
No es coincidencia que las primeras en conquistar las medallas de oro para nuestro país sean precisamente tres mujeres.
Sus historias de vida hablan de una apasionada entrega y de mucho sacrificio para haber llegado al lugar en donde están… y con seguridad lograrán mucho más.
Tal como ha declarado la ciclista Agua Marina Espínola, en una entrevista con la periodista Grace Lambert-Smith, en la página de Canyon: “las mujeres paraguayas son tan fuertes por las adversidades que afrontan. Paraguay es un país de mentalidad machista, solo los hombres pueden triunfar. Si los hombres no pueden conseguirlo, está claro que las mujeres tampoco. Muchas personas viven frustradas por no haber conseguido sus objetivos, y no quieren que otras personas los consigan”.
Esta arraigada situación de desigualdad de la cultura machista en nuestro país hace que las mujeres tengan que esforzarse mucho más por cambiar la historia, por lograr resultados en cualquier campo, incluyendo el de las competencias deportivas, que durante mucho tiempo ha sido mayoritariamente dominado por los hombres.
Hoy el oro de los Juegos Odesur es de las mujeres. Y esta vez, contradiciendo a un popular refrán, sí es oro lo que reluce.
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Andrés Colmán Gutiérrez es director periodístico de El Otro País – Estas crónicas forman parte de un proyecto colaborativo especial para latribuna.com.py