Esta es, posiblemente, la enésima vez que se lleva a cabo una reunión entre los poderes del Estado. Ya es casi una rutina que cada vez que se inicia un periodo presidencial, se realice un encuentro entre el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, o cada vez que el país se enfrenta a una crisis.
Levantamos la mirada al cielo, esperando que en esta ocasión haya éxito y que ello repercuta en el bienestar y la calidad de vida de la gente. Por ahora, aplaudimos la iniciativa del presidente Santiago Peña al liderar la primera cumbre de los poderes del Estado, celebrada en Mburuvicha Róga, con la presencia de sus colaboradores más cercanos y algunos representantes del Poder Judicial. La finalidad es coordinar esfuerzos en la lucha contra la corrupción.
Según las imágenes proporcionadas por su equipo de comunicación, Peña estuvo acompañado por el vicepresidente de la República, Pedro Alliana, y el asesor político de la Presidencia, José Alberto Alderete. También participaron el presidente del Congreso Nacional, Silvio “Beto” Ovelar; el ministro César Manuel Diesel Junghanns, titular de la Corte Suprema de Justicia; el fiscal general del Estado, Emiliano Rolón, y el contralor general de la República, Camilo Benítez.
Aunque los encuentros entre los poderes del Estado son encomiables, deben ser verdaderamente útiles. De lo contrario, las instituciones mismas son las primeras en sufrir el desgaste. Cada poder tiene su función bien definida: deben operar de manera autónoma y bajo control recíproco, sirviendo al pueblo.
La República necesita que los tres poderes del Estado funcionen. La corrupción no será combatida con meras reuniones, discursos o buenas intenciones. Solo será posible mediante acciones firmes, sin otorgar licencia ni perdonar a los corruptos que actúan bajo el amparo de aquellos que ostentan el poder político, legislativo y judicial. Además, el Ministerio Público tiene claras sus responsabilidades y la Contraloría debe dejar de actuar en gran medida para la prensa.
La Tribuna espera que el comienzo de un nuevo gobierno marque el inicio de un enfoque distinto en la toma de decisiones. Este es el momento. La pobreza, la corrupción y la impunidad no pueden ser la nueva Triple Alianza contra Paraguay.