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domingo, 24 de noviembre de 2024
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Abdo se va sin defender Itaipú y Yacyretá

La Tribuna lo advirtió hace 50 años. Nunca zigzageó sobre el tema. Desde nuestro retorno como diario digital le dedicamos cerca de una decena de Editoriales. Es más, ya no solo nos ocupamos de Itaipú, también del Anexo C de Yacyretá, venció hace años, y que Abdo Benítez y la administración de Duarte Frutos en la EBY lo ocultaron para no quebrantar a la dupla Fernández/Kirchner. No discriminamos gobiernos y damos la misma importancia a ambas represas hidroeléctricas, asumidas con Brasil y la Argentina.

Un 28 de mayo de 1973, hace 50 años, comenzamos con nuestros  editoriales el esfuerzo por mostrar al poder de turno la trascendencia del Tratado de Itaipú, y el compromiso ante la historia que asumirían quienes estudian el documento. Con el título de Itaipú y los legisladores, La Tribuna alertaba a los políticos de entonces sobre la responsabilidad ante la sociedad y puntillosidad con que debía estudiarse “el instrumento cuyo alcance se extiende por un lapso de medio siglo, lo que significa que no solamente se juega el presente sino el futuro de varias generaciones”.

Tenemos la autoridad para seguir en la misma línea. Hoy, se está yendo Mario Abdo Benítez sin haber movido un dedo a favor de la República. Los juzgamientos y calificaciones se hacen sobre los hechos. En tal sentido, vemos que no hizo nada. Ni un borrador dejó sobre Itaipú. En tanto, sobre Yacyretá, hizo pasar cinco años sin intentar siquiera su renegociación. O sea, lo suyo fue un fracaso, siendo socio con Duarte Frutos en la responsabilidad de vender prácticamente los derechos nacionales.

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Ya hace 50 años destacábamos el deber político sobre el Tratado de ITAIPU. Lo hacíamos imbuidos de la trascendencia que tiene ese documento internacional para el futuro del país y de la relevancia que adquiere en casos como éste la función del Gobierno de turno. Obvio, Stroessner antes de escucharnos, prefirió perseguir a La Tribuna.

Hace 50 años pedíamos a la clase política que el tema sea agenda de toda la población. En nuestro retorno, hace menos de un año, vemos que Abdo Benítez ocultó la renegociación en ambas binacionales. Sólo queda por ver ahora qué hará Santiago Peña. Decimos textualmente ese 28 de mayo de 1973 que Itaipú es un caso nacional y por eso «debe recurrirse al máximo de los exponentes del pensamiento nacional para que emitan su opinión de acuerdo con sus respectivos conocimientos. De esta suerte tendrán los legisladores otros elementos de juicio que les permitan llegar a una conclusión sobre el particular y, consecuentemente, emitir su voto, que en estas circunstancias tiene un relieve excepcional».

Hace 50 años, lo decíamos para ese tiempo: «Nuestra Carta Magna prevé, sabiamente, el mecanismo constitucional para el perfeccionamiento de un tratado internacional y da al Poder Legislativo la singular misión de estudiarlo exhaustivamente como representación directa del pueblo para evitar que cláusula alguna lesione los intereses de su mandante. Y solamente cumplida esta condición sine qua non se puede proceder a su ratificación».

«Por todo ello reiteramos la responsabilidad de los legisladores y estamos decididamente en contra de toda postura que implique prisa o ligereza en el tratamiento del Tratado de ITAIPU. Los senadores y diputados de la Nación están frente a la historia. Su decisión, en esta oportunidad, será el patrón con que habrán de ser juzgados por la posteridad. Todo el pueblo a quienes representan
tiene la mirada fija en ellos, atento a que cumplan con su mandato y su juramento. Y no podrá, posteriormente, esgrimirse excusa alguna, porque la decisión tiene que ser fruto de una profunda convicción basada en el pleno conocimiento de la letra y del espíritu del documento y en el más desinteresado patriotismo».

Hoy, 50 años después, tenemos probado que el gobierno de Abdo Benítez, que se va, no dejó ni una esquela a Peña, y estamos ansiosos por saber que hará al respecto el nuevo poder. Volvemos a repetir: No sólo miramos Itaipú, también nos importa el Anexo C de Yacyretá, que con Duarte Frutos se renunció a su renegociación, encima se permitió que Argentina sólo pague USD 10 millones mensuales de USD 18 millones que pagaba, se le sigue dando energía barata (como a Brasil) y hasta se «negoció» la Dirección Ejecutiva.

La Tribuna no se cree depositaria de la verdad absoluta, pero eso sí, cuando opinamos lo hacemos con honradez, como paraguayos, y sin ocultar absolutamente nada, con la conciencia tranquila puesta al servicio de los supremos intereses nacionales, y creemos estar en lo cierto mientras no nos demuestren lo contrario. Hoy podemos decir en esta crónica con opinión que Abdo Benítez renunció a defender al Paraguay y esperamos que Peña no sea una copia de más de lo mismo.