La corrupción en la gestión pública ha sido una preocupación constante en nuestra sociedad, y aunque muchas veces se asocia con desvío de fondos o malversación, también debemos considerar otros actos que afectan gravemente a la ciudadanía.
Uno de estos actos es utilizar las obras públicas para la figuración personal y la promoción mediática, incluso cuando estas no están completamente terminadas o no cumplen con los requerimientos técnicos adecuados.
Esta práctica irresponsable, que ha sido evidente en este último tramo de la administración del presidente Mario Abdo Benítez, no solo representa un acto de corrupción, sino que también muestra una falta de prioridad en el bienestar de la sociedad.
La ciudadanía es la que financia estas obras públicas a través de sus impuestos, y es justo esperar que el dinero invertido se utilice de manera responsable para mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos. Sin embargo, cuando las autoridades priorizan la inauguración apresurada de obras para obtener réditos políticos y generar impacto mediático, están dejando de lado el verdadero propósito de estas infraestructuras: servir a la comunidad y facilitar su movilidad y desarrollo.
Un ejemplo claro de esta problemática es el caso de los puentes Héroes del Chaco y de la Integración, que, si bien han sido inaugurados, carecen de accesos (obras complementarias) para que la población pueda utilizarlos.
Estas obras se convierten así en simples elementos decorativos que no cumplen con su función esencial y solo buscan elogios superficiales. Además, la construcción apresurada de la Variante Caacupé de la Ruta PY02 ha generado caos vial y puso en riesgo la seguridad de los ciudadanos al cerrar una ruta sin contar con los pasos peatonales necesarios.
La falta de planificación y la búsqueda de réditos políticos en lugar de priorizar el bienestar de la sociedad han llevado a una administración que se aplaza en aspectos fundamentales como la seguridad, la salud y la educación. Si bien las rutas son importantes para el desarrollo del país, no podemos dejar de lado otros sectores que son aún más cruciales para el avance de nuestra sociedad, la cual lamentablemente sigue sumida en el atraso y el subdesarrollo.