Mientras el gobierno de Mario Abdo Benítez sigue jactándose de las rutas y pavimentos construídos en este período, otras rutas, las del narcotráfico, síguen también floreciendo y marcando con significativo estigma este lustro bajo la impronta de la ineptitud (o quizás hasta complicidad) de los órganos oficiales de control e investigación.
Este imperio del narcotráfico ha venido fortaleciéndose, con alevosa impunidad y la “vista gorda” desde las instituciones gubernamentales para favorecer el “negocio” de grandes mafias y hundir aún más la imagen del país como facilitador del tráfico internacional de la cocaína al más alto nivel y volumen.
Y así, mientras los discursos se embriagan de autoelogios y vanidades enfermizas, el perjuicio más importante -y bien signifiátivo, hay que decirlo- que está dejando todo esto al país es el de un estigma innegable a partir de las «eficaces» rutas del narcotráfico que siguen vigentes de manera impune en nuestro territorio. Rutas aéreas, terrestres y fluviales. De todo tipo y bajo todo tipo de condiciones y medios, favorecidos en su activación por la corrupción cada vez más imperante y la deficiente (cuando no cómplice) acción de los organismos de seguridad e investigación en los que el Gobierno de Abdo tiene absoluta responsabilidad.
Una mirada a los archivos sobre los grandes cargamentos de cocaína interceptados solamente en el continente europeo da la pauta de que la “conexión paraguaya» goza de buena salud y fluidez gracias a la complicidad o ineficiencia de las autoridades locales.
En junio del 2020, dos cargas de estupefacientes cayeron en Bélgica en un lapso de pocos días entre uno y otro envío. La primera carga, de 6.504 kilos y la segunda, de 3.400 kilos.
En enero de 2021, fueron incautadas 2 toneladas de cocaína en España.
En febrero del 2021, 23 toneladas de cocaína fueron descubiertas en contenedores provenientes de Paraguay. De esa cantidad, 16 toneladas cayeron en el puerto de Hamburgo y 7 toneladas en el de Amberes (Bélgica). Toda la carga tenía como destino Holanda.
En abril del 2021, en Bélgica se detectaron 10.964 kilos. En el mismo mes, en Portugal fue incautada una carga de 697 kilos de la droga.
En noviembre del 2021, en Países Bajos también cayó otra carga.
En julio del 2022, también en Bélgica cayeron 5.170 kilos de estupefacientes en contenedores salidos de nuestro país.
En total, contando con la última carga que cayó en Hamburgo la semana pasada, ya se tienen desde el 2020, 68 toneladas de droga re exportada desde nuestro país en la administración de Abdo Benítez.
Todo esto revela la alta vulnerabilidad del territorio nacional para el tránsito de la droga proveniente de otros países… y por cierto, la también alta incidencia de la ineficiencia o la complicidad de las instituciones de control y las autoridades nacionales.
Avionetas que surcan el cielo sin control alguno, transportes terrestres que realizan con igual inmunidad los trayectos necesarios para el acopio de la droga, instalaciones portuarias que se convierten en engranajes clave para el tráfico, funcionarios y autoridades aduaneras que o por corruptas o inútileso aportan al narconegocio… son parte de una realidad que, evidentemente, este gobierno agonizante no ha mostrado empeño en combatir ni mucho menos prevenir.
Gobierno significativamente cómplice del narcotráfico, sea por ineptitud o sea por la vista gorda y el desinterés en combatir este flagelo. Una marca que manchará este tiempo y cabrá a las nuevas autoridades revertir.