La sospecha sobre José Cantero Sienra al frente del Banco Central del Paraguay es la de una gestión corrupta. A ésa calificación deriva la denuncia qué pesa sobre él como juez y parte, y manejo sectario de informaciones privilegiadas.
Podemos poner otros términos más técnicos a la acusación que tiene encima, así como él se rebusca en tecnicismo para confundir a la opinión pública. Sin embargo, en palabras claras y directas, su ineficiente gestión como presidente del BCP conlleva a concluir la presunción de la corrupción.
En todo éste tiempo apostó al silencio. Ya debido a la presión se vio obligado a enviar una nota similar a los medios colegas abc Color y Última Hora. A ambas empresas periodísticas mintió de punta a punta. Solo que el tiempo siempre llega para deslindar responsabilidades y esta semana Cantero Sienra debe dar una respuesta oficial al pedido de la Contraloría General de la República.
Tenía cinco días hábiles para entregar todos los antecedentes desde el pasado 4 de julio que recibió la intimación de la Contraloría. Siempre creyó que la impunidad sería su aliada, pero hoy tiene encima a la misma Contraloría e internamente dos sindicatos de funcionarios, le tiene entre la espada y la pared.
Sus socios en el manejo discreto y discrecional no le dejaron renunciar. Es que en una situación similar está el superintendente de Bancos, Hernán Colmán, y otros funcionarios que actuaron como equipo y como una organización desleal. Todos tienen sus días contados. La decisión política de las remociones en el Banco Central del Paraguay es un hecho. Así también en la Superintendencia.
Es bueno que los altos funcionarios hagan una rendición de cuentas. Es un gran déficit de la democracia paraguaya. No debe olvidarse que el coordinador de Anticorrupción Global del departamento de Estado de EEUU Richard Nephew, dejó la recomendación de la promoción de la rendición de cuentas. Seamos claros, las denuncias sobre Cantero Sienra y otros tienen una directa relación con indicios de corrupción.
