El Banco Central del Paraguay no gestiona las finanzas por medio de ningún producto y servicios personales. Es decir, su tarea no es comercial. Es una institución nacional, que cumple un rol clave en la economía, pues es el responsable de ejecutar la política monetaria, entre otras funciones que relatamos más abajo.
El Banco Central del Paraguay se fija objetivos macroeconómicos, por eso cada tanto emite su informe sobre la estabilidad de precios y el crecimiento económico. Últimamente hasta los porcentajes de inflación que marca el BCP están en entredicho. En mayo pasado dijo que hubo inflación cero en el país. Un número que no fue creído por las amas de casas.
Por su importancia con la economía no puede quedar a cargo de improvisados, direcciones que juegan de juez y parte, autoridades parcialistas y cúpulas, que asociadas con la Superintendencia de Bancos, hagan tráfico de las informaciones financieras. Son hechos, que de ser así, son inaceptables.
La observación al tipo de interés oficial, el control de la inflación, el estimulo al consumo y la posibilidad de colaborar en propiciar el crecimiento del país son responsabilidades de altísimo valor que no deben estar a menos de personas que perdieron la confianza.
Son demasiadas las misiones que tiene el BCP. Es nada menos que la autoridad competente en la emisión de monedas y el que regula la cantidad de dinero que existe en circulación. Tiene el poder para inyectar liquidez a la economía. También tiene a su cargo las operaciones para lograr la estabilidad en el tipo de cambio, así como de poseer y controlar sus reservas oficiales.
Así como el Banco Central tiene un enorme compromiso de igual forma lo posee la Superintendencia de Bancos. No puede dejarse en manos de funcionarios sin créditos el cumplimiento de las leyes en materia financiera y que sean ellos quienes vigilen el correcto funcionamiento de todo el sistemas bancario.
Por todo lo dicho, todo lo ya publicado y lo que aún faltan por conocerse, es demasiado imprudente y arriesgado que José Cantero Sienra y Hernán Colmán, por citar a las cabeza del BCP y la Superintendencia, deban continuar en sus respectivos cargos. Los cambios deben darse, duela a quien duela. No puede ponerse en peligro la confidencialidad, la prudencia, el equilibrio, las decisiones justas y toda la estabilidad del sistema financiero.