¿Quién pone el cascabel al gato?

Algo de la pregunta que acompaña a este editorial tiene relación con los hechos que se van conociendo y que ponen en duda el día a día del Banco Central del Paraguay y la Superintendencia de Bancos. No es poca cosa que el titular del BCP sea señalado como juez y parte dentro de un sumario, y que haya presunción de complicidad por parte de la misma Superintendencia.

Lo que parecía un hecho aislado hoy cobra más importancia con nuevos elementos y la aparición de más documentos, lo cual está siendo ampliamente cubierto por la prensa nacional y, por ende, ha captado la atención de la opinión pública. Ahora no solo se trata de determinar las responsabilidades personales, sino también de proteger la imagen de dos instituciones que, debido a sus actuales altos funcionarios, no pueden seguir estando en el centro de la controversia.

Definitivamente, no se debe poner en riesgo la credibilidad financiera de los bancos, la cual ha llevado años construir y consolidar. Además, resulta inaceptable que los cuestionamientos no sean aclarados a medida que pasan los días. Resulta particularmente inaceptable el silencio en torno a la exclusión de la investigación del titular del Banco Central, José Cantero Sienra, por irregularidades cometidas cuando era gerente de una entidad financiera privada sancionada.

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En La Tribuna, hemos recibido reacciones favorables debido a la serie de notas que hemos publicado. Sin embargo, también hemos recibido señales de preocupación y deseos de normalizar la vida institucional del BCP y la Superintendencia de Bancos. Lo que más nos interesa es que haya credibilidad y confianza en ambas instituciones, las cuales forman parte de nuestras publicaciones periodísticas.

Notamos, por parte de nuestros lectores, un consenso en que los errores significativos comprometen la fidelidad hacia la misión de preservar y velar por la estabilidad del valor de la moneda, promover la eficacia y garantizar la estabilidad del sistema financiero, y cumplir con el rol de banco y agente financiero del Estado.

En medio de todo esto, no debemos ignorar que en un Estado de Derecho, las culpas deben ser asumidas. Por eso nos preguntamos: ¿Quién asumirá la responsabilidad de los errores? Creemos que las instituciones de la República deben tomar decisiones beneficiosas. Esta será la forma adecuada de enderezar la visión y misión que tienen el Banco Central del Paraguay y la Superintendencia de Bancos.