El ex banquero uruguayo, José Peirano, está procesado en dos casos: uno de ellos trata sobre vaciamiento del Banco Alemán y otro sobre Fondos Mutuos Banalemán. Para cada uno de los casos, Peirano puso un millón de dólares en concepto de caución real. De esta manera, logró obtener su prisión domiciliaria en Paraguay, en vez de cárcel.
El dinero quedó en el Banco Nacional de Fomento que fue designado para resguardarlo. Peirano fue extraditado de Uruguay a Paraguay y estaba guardando reclusión en la Penitenciaría de Tacumbú. (Imagen de la llegada de Peirano a Asunción, Fiscalía).
La Jueza de garantías, Clara Ruíz Díaz, concedió el arresto domiciliario en el caso Fondos Mutuos Banalemán y el juez de Garantías Raúl Florentin hizo lo mismo en el caso vaciamiento del Banco Alemán.
Ambos magistrados consideraron que con un millón de dólares de caución real desaparece el peligro de fuga, que fue el fundamento de la prisión. No obstante, hay una advertencia de los dos jueces, que si Peirano no cumple las medidas impuestas por los juzgados, el mismo volverá a la Penitenciaría. Aparte del dinero, Peirano deberá cumplir algunas otras medidas ordenadas por los jueces.
Peirano supuestamente es responsable del desvío de 40 millones de dólares del citado banco; fue extraditado del Uruguay a Paraguay el lunes 29 de mayo para ser procesado por los casos señalados precedentemente.
Peirano está involucrado en el escándalo contra los ahorristas del Banco Alemán, hecho que se produjo en el 2002. Más o menos 3.000 personas fueron perjudicados. Además, hubo vaciamiento de la entidad bancaria y se calcula que el perjuicio podía ser 40 millones de dólares. Parecía que el tema ya pasó al olvido, pero ahora se reaviva el escándalo después de 21 años.
Al principio, el juez Florentin, había dicho que los un millón de dólares para evitar la Penitenciaría no era suficiente por ser una mera promesa de cuyo cumplimiento el Juzgado no puede tener certeza, y que estas razones justifican la sospecha razonable de que el imputado podría mostrarse renuente a someterse a la persecución penal.
Sin embargo, ahora los un millón de dólares dejó de ser una mera promesa y el juez cambió de opinión.