La Iglesia Católica en Paraguay inició oficialmente la Semana Santa 2025 con la celebración del Domingo de Ramos el 13 de abril, conmemorando con profunda devoción la entrada gloriosa de Jesucristo en Jerusalén en todos los templos del país.

En cada rincón del territorio nacional, los fieles se congregaron en diferentes horarios desde tempranas horas para participar de la tradicional bendición de palmas, reviviendo el momento en que la multitud salió al encuentro del Mesías, agitando ramas como señal de júbilo y esperanza.

Tradicional bendición de palmas hechas de pindó

Las palmas utilizadas en nuestro país al inicio de la Semana Santa en el Domingo de Ramos, se confeccionaron principalmente con hojas de pindó, muchas veces entrelazadas en formas artísticas y de diversos tamaños, combinadas con plantas medicinales, lo cual imprime un profundo simbolismo religioso y cultural a la ceremonia.

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Esta tradición, enraizada en la fe popular paraguaya, no solo constituye un rito litúrgico, sino que también se conserva como una costumbre que perdura en los hogares, donde el pindó bendecido se utiliza como elemento protector durante todo el año, colgado en la entrada de las viviendas como signo de fe y resguardo.

En las principales ciudades y pueblos del país, los templos rebosaron de creyentes, muchos de los cuales llegaron con sus familias, portando ramos elaborados con esmero.

La misa del Domingo de Ramos es el único momento del año litúrgico en el que se proclama el Evangelio de la Pasión del Señor, y ello le confiere un carácter solemne y emotivo, en donde el júbilo de la entrada a Jerusalén se mezcla con la tristeza que anticipa la pasión y muerte de Cristo.

Durante la homilía, en distintas parroquias, los sacerdotes invitaron a los feligreses a vivir esta Semana Santa como un tiempo de reflexión, renovación espiritual y cercanía con el prójimo, recordando que el mensaje de Jesús sigue siendo actual, especialmente en un contexto que exige mayor solidaridad, comprensión y compromiso con los valores del Evangelio.

Puerta a la Semana Santa

El Domingo de Ramos representa así el umbral espiritual que conduce hacia los misterios centrales de la fe cristiana, culminando con la victoria de la vida sobre la muerte en la Resurrección.

Para los católicos del país, esta fecha no solo evoca un episodio bíblico, sino que encarna un acto de fe colectiva que fortalece la identidad religiosa del pueblo, expresada en cada palma levantada con fervor y en cada canto compartido en comunidad.

Desde Asunción hasta los rincones más apartados del país, la celebración fue vivida con intensidad. En ciudades como Caacupé como punto neurálgico de la fe nacional, donde los fieles marcharon en procesión, rememorando el gesto de la multitud que salió al paso del Señor, exclamando “Hosanna” y extendiendo sus mantos al suelo como signo de acogida al Rey de los Cielos.

Fé católica durante la semana

Con esta ceremonia, se abrió el camino hacia los días más intensos del calendario litúrgico, aquellos que invitan a profundizar en el misterio de la entrega de Cristo, su pasión, muerte y resurrección.

Nuestro país, con su devoción intacta y su gente congregada en torno a la fe, volvió a dar testimonio de una religiosidad que se vive en comunidad, en silencio orante y en gestos de esperanza.