El presidente Adbo Benítez ha firmado el decreto que crea el Equipo de Transición. A primera vista, este hecho es destacable. Sin embargo, debemos advertir que en papel todo es posible. Lo que se espera es que haya eficiencia práctica en el trabajo y que se eviten los errores de siempre. El país no está para más juegos de pirotecnia.
Trapani y Huttemann han sido nombrados por el Ejecutivo actual, y Alderete y Lea por el presidente electo. Tienen la responsabilidad de ser los artífices de algo útil para la sociedad. No pueden limitarse a ser meros intermediarios y receptores de papeles. Aún faltan más de tres meses para la asunción del nuevo Gobierno y no podemos permitir que continúe el despilfarro o, peor aún, un vacío de poder, bajo la excusa de la existencia de un Equipo de Transición.
El decreto debe tener la dinámica necesaria para ayudar tanto al jefe de Gobierno saliente como al entrante a tomar decisiones racionales en favor de la población. Este Equipo de Transición no debe ser como esas famosas auditorías que no logran avanzar en nada, ni como la presencia de la Contraloría en las instituciones, que solo beneficia a sus funcionarios. No deben ser figuras decorativas, como lo son, por ejemplo, la Anticorrupción y el Anticontrabando, que no justifican su razón de ser.
El Equipo de Transición no puede simplemente constatar que continúe el escándalo de desvío de fondos en el IPS y no sugerir acciones correctivas rápidas. De hecho, debe ser diferente a los equipos anteriores y liderar incluso procesos fiscales contra los responsables morales y materiales. Así también debe tomar posición sobre la lluvia de licitaciones que se hacen al ton ni son y los apuros ahora del Ministerio de Trabajo que sale a recaudar con las inspecciones. Así también debe tomar posición sobre la lluvia de licitaciones que se hacen sin ton ni son y los apuros, ahora del Ministerio de Trabajo, que sale a recaudar con las inspecciones.
¿Se hacen las cosas de manera diferente y adecuada, o se continua en el mismo camino de siempre? Este es el desafío que enfrentan Trapani, Huttemann, Alderete y Lea. De lo contrario, efectivamente, el decreto de Adbo Benítez se convertirá en parte de un espectáculo repetitivo que nunca ayudó al pueblo paraguayo. Y Peña caerá en el juego de un libreto que terminará afectando su gestión general al frente de la República del Paraguay.