Esta semana se realizó en París una cumbre para la acción sobre Inteligencia Artificial (IA). Cumbre organizada por Francia e India al que acuden mandatarios de diferentes países, empresarios y estudiosos de la tecnología.
En esta cumbre se discutió los desafíos y oportunidades de la IA. También se buscó establecer compromisos y acciones concretas que puedan ser implementadas internacionalmente para guiar el desarrollo en un marco ético y beneficioso para la humanidad. 61 países firmaron el acuerdo generado por la cumbre.
No lo hicieron Estados Unidos y el Reino Unido. Entre los firmantes están Brasil, Chile, México, Uruguay. Probablemente, al no haber consenso entre los grandes actores, se percibe esta cumbre como un fracaso.
Esta cumbre ocurre en el contexto de fuerte competencia global por la supremacía en la tecnología de IA, entre Estados Unidos y China como protagonistas. Donde Europa, liderada por Francia, busca posicionarse como un actor clave promoviendo una visión sostenible, inclusiva y bien regulada, a diferencia de la propuesta estadounidense, que propone mayor desregulación.
El discurso del vicepresidente estadounidense JD Vance se centró en un llamado a la desregulación global. Criticó duramente la regulación europea, y apuntó con optimismo ante las oportunidades que ofrece la tecnología en diversas áreas como la creación de empleo, la seguridad nacional y la salud.
Enfático afirmó que la tecnología no reemplazará al humano. Más bien llamó a abrazar la tecnología empezando la introducción de esta desde el sistema educativo en los niveles iniciales de tal forma a que el contenido apunte a “cómo gestionar, supervisar e interactuar con las herramientas potenciadas por la IA”.
Enfatizó en la producción de energía y de chips en Estados Unidos buscando proteger del posible robo de otros estados, asegurarán toda la cadena de producción. Esto último debe ser una alerta para la planificación geopolítica de nuestro país. La postura de Washington se centra en eliminar o desconocer los riesgos de la IA y abrazar como desafíos las oportunidades.
En este contexto global, Paraguay enfrenta desafíos en la implementación de políticas públicas claras y estables que impulsen su desarrollo tecnológico, a pesar de contar con una agenda digital desde 2018. Sin olvidar que los planes previos, aunque bien intencionados, tampoco lograron un impacto significativo en la oferta general de servicios, salvo en áreas específicas.
La falta de infraestructura adecuada, como un despliegue robusto de fibra óptica, y la ausencia de un plan claro para adoptar tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, resaltan la necesidad de definir y fortalecer las estrategias gubernamentales en el sector tecnológico. La última rendición de cuentas del MITIC publicada esta semana, es demostración de esto.
Una posible estrategia para preparar a Paraguay hacia el futuro es empezar a implementar la adopción de inteligencia artificial en el sistema educativo, desde las escuelas primarias hasta la terciaria.
A pesar de las actuales dificultades de infraestructura, este enfoque podría servir como un catalizador para abordar las necesidades tecnológicas del país. Impulsar esta iniciativa desde la educación podría no solo preparar a los estudiantes para un mercado laboral transformado por nuevas tecnologías, sino también crear una base para que la sociedad en su conjunto pueda adaptarse y beneficiarse de estas innovaciones.
Nuestro país puede acceder a estas tecnologías e implementarlas localmente para que la enseñanza con IA pueda adaptarse a la realidad del país haciendo uso de las herramientas “open weight”.
No se puede copiar exactamente lo que se hace en países ricos o en centros tecnológicos avanzados sin tener en cuenta las necesidades y la cultura local. Es urgente empezar el proceso de adaptación a nuestro currículo.
Las posibilidades son infinitas, por ejemplo, en zonas rurales la IA puede ayudarnos a mejorar la agricultura familiar o nos puede ayudar a optimizar el uso del agua; pero para que esto funcione, los niños deben aprender a relacionar la tecnología con sus propios desafíos cotidianos.
La Sociedad Paraguaya de Inteligencia Artificial está avocada para hacer que esto sea una realidad. El desafío está hecho. Solo así, construyendo y adaptando la tecnología a lo que cada comunidad necesita, se podrá dar a las nuevas generaciones las herramientas necesarias para enfrentar los retos del mañana y construir un futuro más justo y lleno de oportunidades para todos.
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