Un impresionante despliegue de brillo, lujo y color llena el tradicional carnaval encarnaceno. El ritmo de las batucadas y el baile de las bellas bailarinas pasistas crean un ambiente que transporta al público a un mundo de alegría y diversión.
Más de 10.000 personas asistieron a la primera ronda de corsos en el “sambódromo”, que tiene capacidad para 14.000 espectadores.
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Este sábado 1 de febrero se vivirá la segunda jornada de corsos, dentro de las cuatro noches de fiesta que conforman las celebraciones.
Como siempre, el “rey Momo”, Billy Gervasio, abrirá el evento acompañado de las bailarinas de los grupos de presentación de las firmas auspiciantes y de la mascota del carnaval, la cotorra “Kuki”.
Las fiestas de carnaval arrancaron con fuerza el sábado pasado y se extenderán por tres sábados más, hasta mediados de febrero.
Durante cuatro noches, el público podrá disfrutar de un espectáculo único, donde las bailarinas y pasistas demostrarán su talento, mientras que artesanos y costureras locales exhibirán su creatividad y habilidad en trajes y tocados.
Con más de 100 años de historia, los carnavales encarnacenos se convirtieron en un distintivo de la ciudad.
Familias encarnacenas, integradas en los principales clubes deportivos, organizan la fiesta, atrayendo a visitantes de diversas regiones. La celebración se ganó la fama de ser la mayor del país, donde la buena onda, el bullicio, la algarabía y las ganas de divertirse predominan en cada encuentro.
Homenaje a un pionero
Durante la primera jornada de los corsos, el Club de Clubes, entidad organizadora de los carnavales, reconoció a César Duba, profesor de artes plásticas retirado y pionero de la fiesta tal como se la conoce hoy.
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El carnaval encarnaceno nació en la primera década del 1900 como un desfile de flores y carros organizado por familias encarnacenas en la desaparecida “villa baja”.
En 1973, la fiesta comenzó a consolidarse gracias a la creación de una Comisión de Arte y Cultura, impulsada por el Prof. Duba, quien dirigió el organismo desde su rol de funcionario municipal.
En los años 80, Duba propuso cobrar una entrada para generar recursos destinados a premiar a comparsas, carrozas, murgas y trajes individuales. En 1985, la comisión se independizó bajo el nombre de Comisión de Cultura, siempre bajo la presidencia de Duba.
Desde entonces, la organización dirigió los desfiles de corsos de forma ininterrumpida hasta 1994. Tras su retiro, los clubes que conformaban la comisión asumieron la responsabilidad de elegir a la directiva encargada de organizar los carnavales.
En 2020, una crisis por deudas acumuladas y problemas administrativos derivó en una multimillonaria demanda por cobro de guaraníes, lo que llevó a la cancelación de la personería jurídica de la Comisión.
En 2023, un nuevo grupo denominado “Club de Clubes” asumió la organización de la fiesta. Actualmente, Eduardo Florentín coordina esta comisión, encargada de mantener vivo el carnaval encarnaceno.
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