En el quinto día del novenario de la Virgen de Caacupé, Monseñor Pedro Collar Noguera, obispo de Ciudad del Este, ofreció una homilía centrada en la esperanza y el cuidado de la vida en la parte social cristiana. Bajo el lema «Comunidades y Familias que cuidan la vida como signos de esperanza», destacó la importancia de caminar juntos como sociedad y asumir con entusiasmo los desafíos que enfrenta la humanidad.
Monseñor Collar invitó a reflexionar sobre la virtud de la esperanza, describiéndola como una fuerza que guía las acciones humanas hacia el bien. Recordó las palabras del Papa Francisco, quien define la esperanza como humilde pero combativa, y como una virtud que impulsa a enfrentar los desafíos con fe y confianza.
Acompañamiento a las comunidades y familias
El prelado subrayó que, al igual que las familias necesitan del acompañamiento de sus mayores, el clero requiere la guía constante de su obispo. Reconoció el significado de la peregrinación anual del clero, calificándola como un signo de renovación y unidad en su misión apostólica.
El obispo relacionó la reflexión con el contexto social actual, marcado por conflictos e incertidumbre. Inspirándose en el profeta Isaías y los evangelios, destacó la importancia de ser testigos y promotores de paz y esperanza en un mundo afectado por la oscuridad. Recordó el pasaje bíblico del centurión romano, cuya fe sorprendió incluso a Jesús, y retó a los fieles a cultivar una fe viva que renueve y sorprenda.
En lo social, subrayó la importancia de cuidar la vida en todas sus formas y criticó la injusticia y corrupción que dificultan el acceso de las familias a derechos básicos como tierra, vivienda, salud y educación. Hizo un llamado a construir una alianza social inclusiva basada en la esperanza, que fomente una sociedad más justa y solidaria.
El clímax de la homilía fue un mensaje de esperanza para las familias, animándolas a poner a Jesús en el centro de sus relaciones. Según Collar, cuando el Señor ocupa un lugar central, las familias encuentran la fuerza necesaria para superar los desafíos, fortalecer el amor y renovar su compromiso mutuo.
Finalmente, pidió la intercesión de la Virgen de Caacupé para que las comunidades y familias se conviertan en promotoras de alegría, justicia y fraternidad, así como por la bendición de los sacerdotes para continuar siendo constructores de comunidades y mensajeros de esperanza.
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