Este primero de diciembre, el mundo volvió su mirada hacia la lucha contra el sida, una batalla que ha marcado generaciones. En Paraguay, la conmemoración tuvo un tinte especial con el lema «Sigamos el camino de los derechos», una invitación a colocar a las personas y sus derechos en el centro de cada política y acción frente al VIH.
En la sede del PRONASIDA, este lunes por la mañana, se llevó a cabo el acto central en el marco de la efeméride. La ceremonia no fue solo un recordatorio de los desafíos, sino también un llamado a la acción colectiva. Los datos recientes reflejan una realidad que no puede ser ignorada: de enero a noviembre de 2024, 1.372 nuevos casos de VIH fueron diagnosticados en Paraguay, con el 74 % de los afectados siendo hombres. Los números también revelan que los más golpeados son jóvenes entre 25 y 29 años, seguidos de adultos entre 30 y 34.
El impacto regional es evidente. Los departamentos de Central y Asunción concentran el 53 % de los casos, mientras que regiones como Alto Paraguay y Presidente Hayes siguen relegadas en cobertura sanitaria. Esta desigualdad geográfica es un desafío pendiente que el lema de este año busca visibilizar.
Desigualdades en foco
La jornada estuvo marcada por testimonios y reflexiones que pusieron énfasis en las poblaciones más vulnerables: personas trans, trabajadores sexuales, usuarios de drogas y comunidades carcelarias. «No podemos hablar de progreso si dejamos a las personas atrás», enfatizó un orador durante el evento, reflejando la necesidad de estrategias inclusivas y de una lucha frontal contra la discriminación.
Aunque las cifras locales son alarmantes, la situación en América Latina y el Caribe no es menos preocupante. Según la OPS, 2,5 millones de personas viven con VIH en la región, y cada año miles pierden la vida por enfermedades relacionadas con el sida. En este contexto, Paraguay no está exento de los retos globales.
Derechos en el centro
«Sigamos el camino de los derechos» no es solo un lema, es un compromiso. Garantizar el acceso a servicios de salud, reducir las brechas regionales y proteger a los más vulnerables son las metas que buscan dar vida a las cifras y traducirlas en acciones concretas.
Mientras tanto, los rostros que acudieron al evento reflejaban tanto el dolor como la esperanza. Entre ellos, jóvenes que recién han recibido su diagnóstico, activistas que llevan años luchando por justicia social, y familiares que aún lloran a quienes perdieron la batalla.
Este Día Mundial de Lucha contra el Sida no fue solo una fecha en el calendario, sino una oportunidad para renovar el compromiso. En un Paraguay donde 49 personas han fallecido por VIH en lo que va del año, el llamado a la acción no puede esperar.
Lea además: La salud no es un negocio
