Ignacio Martínez, periodista de extensa trayectoria, pasó por todas las etapas de la profesión hasta dirigir varios medios comunicación. Fue secretario general del Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP) y a nivel internacional, presidió el Grupo América Latina de la Federación Internacional de Periodistas (Gal/FIP). En esta entrevista, Martínez destaca la urgente necesidad de mayor integridad y menos militancia en el periodismo paraguayo. Señala que la esencia del oficio es ofrecer información veraz, algo que se ha desviado por algunos medios, dañando su credibilidad y confianza. Aboga por un periodismo de opinión basado en el análisis riguroso, evitando el uso excesivo de calificativos que no aportan a una mejor convivencia social.
¿Se puede hacer una distinción entre el periodismo en esencia y los medios de prensa?.
La esencia del periodismo, de manera integral, es proporcionar a la gente información veraz. Es su principal razón de ser. Aunque hay variadas definiciones, para mí, el periodismo es un mero nexo entre los hechos y la sociedad. Ésta, luego debe sacar sus propias conclusiones para desarrollarse y progresar en un ambiente en que deben cruzarse, en recíproco equilibrio, derechos y obligaciones.
Los medios de comunicación nacieron, como estructura organizada, para hacer periodismo. Solo que en la actualidad se percibe, en algunos, un desvío de dicha esencia. Me gusta la prensa que marca agenda, para lo cual hay que tener cierta credibilidad y generar alguna confianza. Ojo que eso no es creerse ese «cuarto poder» que recurre a la posverdad y al populismo, pretendiendo con ello estar por encima de los poderes constitucionales (Legislativo, Ejecutivo y Judicial). Dentro de un Estado de Derecho, ese despropósito, es un engaño, que irá deteriorando el periodismo y dinamitando a las mismas empresas de comunicación.
– ¿Cómo ve el periodismo en Paraguay en este momento?
Siento que el periodismo, en la actualidad, goza de buena libertad de expresión, de igual modo los empresarios con la libertad de prensa. Suelo escuchar que cada periodista dice lo que quiere y las empresas periodísticas titulan a gusto y paladar. Puedo no ser elegante con mi percepción, pero presumo que la censura, más bien, se puede estar dando dentro de las propias empresas periodísticas. De eso se habla poco o nada. Y sí eso es afirmativo, entonces podemos colegir el riesgo de la autocensura dentro del periodismo en Paraguay.
– ¿Cómo ve a los medios de comunicación en Paraguay actualmente?
Lastimosamente, los registros lo delatan. Hay medios de comunicación que actúan más como voceros de grupos de poder, pisoteando así esa esencia del cual preguntas; de su compromiso con la sociedad. Ese erróneo proceder es un autoatentado. Por eso, probablemente, hay menos compra de los impresos y menor atención de la audiencia a los espacios de noticias en radio y televisión. A los que debemos agregar, pues no podemos eludir, una presencia mayor de los medios alternativos y el activismo que existe en las redes sociales.
– ¿El periodista tiene la representación del medio en el cual trabaja?
Uno recibe un salario o alguna paga por el trabajo que realiza. En ese tiempo de contrato laboral, hay una responsabilidad del periodista con el medio. La confianza, o lealtad como quieras llamarlo, es de ida y vuelta entre el periodista y la empresa. Una vez que eso cae rota, entonces habrá daños, que muchas veces son irreparables. Una vez que la integridad o la ética personal están en riesgo, entonces es sana la separación. Ergo, no existe seguridad de una representación perenne, permanente, en el tiempo.
– ¿Qué opina sobre los actuales periodistas de opinión, cuál es el perfil que responsablemente deben tener ? Cuál es su responsabilidad frente a la sociedad?
El periodismo de opinión es necesario. Debe tener su buena carga de análisis. De lo contrario, puede caer en un simple comentario o un relato de sucesos varias veces repetidos. El periodista de opinión conlleva años de observación madura dentro de la profesión. No es una carta blanca para acusar como fiscal ni condenar como juez. De hecho, la Constitución habla que no hay delitos de prensa, sino delitos cometidos por la prensa.
Cada quien elige el estilo de periodismo de opinión que quiere hacer. Personalmente sigo a quienes tratan de mover el discernimiento para ubicar algo nuevo, y que, por sobre todo, sea un granito para una mejor convivencia social. El uso exagerado de adjetivos, de calificativos y hasta de gritos, almidonados de un falso sentimiento, está lejos del periodismo de opinión.
– ¿Cómo observa la relación entre el periodismo y el poder actualmente en Paraguay?
El periodismo debe ser riguroso, severo, con el poder público. Eso es así de categórico. Solo que en las actuales sociedades democráticas, el poder también ostenta el sector privado. La vida en comunidad exige una buena responsabilidad compartida entre lo público y lo privado. En Paraguay, citando nuestro caso, buen porcentaje de los empresarios privados, que se declaran de ideas liberales, en términos económicos, ganan plata y sobreviven, haciendo negocios con lo público. De hecho, la corrupción es un tango que se baila entre dos.
La realidad indica que varios de los grandes apellidos hoy son dueños de medios de prensa. Por qué eso? Habrá razones honorables y algo igualmente de apostolado. Sin embargo, es probable también porque creen que siendo propietarios de prensa acumulan mayor poder y aseguran algún resquicio de impunidad. Veo poca concentración de debate social en esos detalles citados, pero si queremos una democracia exitosa, fructífera, debemos ser exigentes unos con otros. Es que la democracia, ni la transparencia pasan por sendos Editoriales y Portadas sectarias de cada día, que buscan, más bien, delinear y marcar pautas de interés grupal. Ellas, tanto la democracia como la transparencia, se ejercitan con actos de decencia y coherentes entre lo que se declara y lo que se hace.
– Comenzaste en el periodismo en la transición hacia la democracia, ¿Qué valores rescatarías del periodismo de la transición y qué valores encuentras en el periodismo actual, con la emergencia de nuevos medios digitales?
El periodismo hizo mucho en la transición paraguaya. Eso es innegable. La prensa paraguaya tiene enormes fortalezas, y las posibles deficiencias que hoy pueda tener, serán corregidas si ellas son admitidas y asumidas con valentía y coraje. La política del avestruz, menos la soberbia, difícilmente, puedan proteger a la noble profesión de ultrajes y padecimientos, que siempre provienen, indistintamente, del campo político/público como de las propias empresas periodísticas.
Hay un periodismo muy sano aún en Paraguay, en altísimo porcentaje. La integridad colectiva pasa por entender, por citar un ejemplo, que en las pasadas elecciones, había, por momentos, más propaganda que información. Aunque pueda molestar, a veces, hasta hoy en día, hay más un periodismo militante/operador, sea defendiendo o atacando, que un periodismo de información y opinión. Ciertamente, los buenos y malos están en cada grupo. Pretender vestir de santo hoy al corrupto de ayer, porque coincide, coyunturalmente, con tu línea Editorial, es un terreno que se regala a los medios emergentes.
Los medios digitales, por su lado, crecerán en la medida que tengan su propia agenda/país, pero si van nomás, deliberada o no, permitiendo o fomentando la manipulación, la tergiversación, la mezquindad, la angurria y la malicia, morirán en vida; no tendrán una existencia prolongada. ¡No hay que subestimar a la gente!
En fin, la libre expresión del periodista y la libertad de prensa de los distintos medios de comunicación resultan insuficientes, huecas, vacías, sin la integridad que debe haber en el ejercicio del periodismo. La información de calidad es un legitimo derecho, irrenunciable, de la sociedad.