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viernes, 22 de noviembre de 2024
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Diez características de un proceso electoral vacío de contenido

Las elecciones presidenciales van dejando algunas diferencias bien marcadas. Unas bien pronunciadas y que antes no se dieron con la visibilidad que sí tienen actualmente. Detallamos esos puntos que llaman la atención y esperamos que nuestros lectores puedan agregar otros, si así les parece. Veamos:

1. Más agresiones que propuestas

Es posible que ese intento de elevar los ánimos haya sido una receta pensada para crear un clima, que -erróneamente- vieron como conveniente. Poco o nada se conoce de los planes de Gobierno de los presidenciables, lo que aún se percibe en el ambiente son conatos de agresiones entre adherentes de ciertas líneas partidarias.

2. Más propaganda que información

Esto es fácil probar. Sólo es cuestión de recurrir a los archivos de los medios de prensa. Hubo semanas y hasta meses enteros en que algunos grandes Holdings se olvidaron de la calidad informativa y llenaron de propaganda y agresiones los espacios informativos.

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3. Más trolls y bots que opinión pública

A través de la magia de Internet, los trolls y bots tuvieron la vida que jamás tuvieron y dejaron prácticamente de lado a la llamada opinión pública. Las mentiras y campañas de todo tipo de denuncias, hasta de odio, desde el anonimato, fueron la constante.

4. Más polarización, menos ciudadanía

Por medio de la prensa, las redes sociales y en las concentraciones políticas hubo buen esfuerzo por polarizar los comicios. Aunque todo parecía un enfrentamiento político, se buscó arrastrar a la ciudadanía, que por efecto -tal vez- del ruido generado tuvo escasa participación para defender lo que en verdad interesa al pueblo paraguayo.

5. Menos autonomía e independencia y algo o mucho de intromisión e injerencia

Estas elecciones generales tuvieron el condimento del interés extranjero. Cierto o no, la declaraciones sobre los «significativamente corruptos » fueron tomadas por los colorados como una injerencia contra la ANR. Otro dato fue que todas las encuestas que llegaron de Brasil dieron el resultado a favor a la oposición, y en medio de todo había, al menos se decía, los intereses de Pekín y Taiwan, en los sufragios.

6. Agenda nacional versus agenda global

La disputa igualmente se sintió entre quienes defendían lo que llaman la Agenda 2030 y quienes decían sostener la tradición nacional. Allí se hablaba del aborto, la vida, el casamiento entre mismo sexo y la familia, etc. Ya veremos luego si todo fue parte nomas de la campaña electoral o hay algo de verdad en todo lo que se dice y continúa diciéndose.

7. Más EE.UU y China que Brasil y Argentina

Históricamente, los vecinos del Cono Sur tenían sus objetivos en cada comicios presidenciales. Eso por los vínculos bilaterales, además de las represas de Itaipú y Yacyreta. Sin embargo, esta vez hubo una presencia de las dos potencias mundiales, que se disputan liderazgos en la zona y el control de la Hidrovía.

8. Más el qué hacer y poco o nada del cómo hacer

Ante la falta de propuestas claras, los candidatos presidenciales recurrieron de manera monótona sobre el qué hacer y eludiendo el cómo hacer. Se sabe que de debe mejorar la salud, educación, la seguridad, etc, pero no fueron contundentes, claros y objetivos, en cómo lo lograrían mejorar la calidad de vida.

9. Más posturas personales o de grupos y menos decisiones institucionales de los partidos políticos

No hubo debate interno en los partidos políticos sobre el devenir en el quinquenio 2023/2028. El vacío de contenido en los partidos fue evidente. Así fue dentro de la ANR y PLRA, que apoyan a Peña y Alegre. Los otros dos, Acevedo y Cubas, de hecho, no tienen el apoyo de instituciones con tradición de debates sobre políticas de Estado.

10. Los demonios de ayer son los buenos de ahora, y viceversa

Para los medios de prensa, de acuerdo al candidato que apoyan, los tildados de corruptos podrían ser atacados o ignorados. Es decir, solo eran pasibles de críticas y de recordación de sus hechos de acuerdo a que carpa presidencial apoyan. Algo así, como “son chanchos de nuestro chiquero” y los furibundos ataques desaparecieron circunstancialmente de la agenda mediática.