El electorado paraguayo vive un proceso de campaña presidencial diferente a los anteriores. Los ciber militantes tienen un protagonismo inusual, que algunos dirán ya son parte de la era moderna. Así como se pretenderá justificar que los trolls y bots son parte nomás luego de la era tecnológica. Sin embargo, todos ellos no pueden ser más que las figuras políticas que se candidatan, y son quienes deben poner la cara con sus propuestas dirigidas a mejorar el Paraguay.
Antes que la sana discusión de ideas de país o destacar la trayectoria o potencial de los candidatos, hay un alto grado de agresión y de mala energía sobre todo lo que está en la otra vereda. Es más, ese inusitado fanatismo irracional, por dar un nombre, no es lo ideal, y hasta puede resultar peligroso.
En medio de una nueva realidad en las redes sociales, que viene con la magia de internet, también se percibe cierta confusión entre información y propaganda, que desde hace tiempo se pueden comprobar en las grandes industrias periodísticas. Obviamente, cada empresa es libre de elegir el camino que prefiera, sólo que es dañino que en medio del frenesí por defender a un determinado proyecto político y/o atacar al otro, se recurra a la mentira. O en el peor de los casos, estar en el límite de la malicia.
Efectivamente, los operadores dentro de la actual campaña electoral están siendo los ciber militantes, los trolls y una parte de la prensa. El agravante mayor es que no se conoce, o no se visibiliza como debe ser, las propuestas de Estado de parte de los candidatos que quieren llegar al Palacio de Gobierno. Hay tanto déficit en salud, seguridad, educación, trabajo, entre otros, que poco o nada se escuchan de las posibles soluciones.
Como se expresa en un material que se publica en la edición de la fecha, a falta de claras y sólidas propuestas de Estado, las próximas presidenciales se destacan por los dimes y diretes en las redes sociales y la conducta de una parte de la prensa, que juega de vocera de los candidatos.
Ojalá que la nueva realidad no sume más quebrantos a la República. Es que todo lo que sea visceral sobre la razón, puede ser un peligro para la golpeada República. Ya hay mucho daño y perjuicio sobre el Paraguay.