Hace un buen tiempo estamos insistiendo sobre el llamativo interés que concentra Paraguay de parte de las naciones de diferentes tendencias. También más de una vez hemos reiterado que en contrapartida no vemos una actitud clara del Gobierno para sacar la mejor ventaja ante ese inusitado objetivo del mundo externo hacia la Nación guaraní.
Las declaraciones del viceministro de Asuntos Exteriores de Taiwán, Alexander Yui, diciendo que China está haciendo todo lo posible para “tomar” Paraguay de cara a las elecciones generales que el país sudamericano celebrará el próximo 30 de abril, no es una declaración más. Por encima de los objetivos naturales de los taiwaneses de sostener vínculos con el nuestro, dichas declaraciones dicen mucho más de lo expresado.
Una mirada a nuestras publicaciones anteriores harán ver que en el Cono Sur hay una visible disputa China-EE.UU, estando de por medio la Hidrovía. Hay grupos civiles pro Pekin que operan hacia las pretensiones chinas. Igualmente se sabe de las asiduas delegaciones norteamericanas que llegan al país y que autoridades nacionales son recibidas periódicamente en el gran país del Norte, como nunca antes.
Un detalle no menor es que Vladimir Putin hace poco se refirió al aporte de los rusos en Paraguay, entrando así en la cadena de sucesos que colocan como centro a la Nación Sudamericana. En medio de todo, es conocida que Brasil con Lula juega hasta por debajo de la mesa para mantener privilegios con la negociación del Anexo C de Itaipú.
Son demasiados los gestos de atención, sinceros o no, hacia el Paraguay. Sin embargo, no se nota, ni se conoce, una política de Estado para aprovechar como Nación ese cúmulo de factores. Este Gobierno está en su limbo, quienes quieren asumir el poder solo están concentrados en sumar votos el 30 de abril. Entre tanto, falta una política de relaciones internacionales, por lo que se evidencia un desperdicio de tiempo para aprovechar las oportunidades.
Lo más triste es que la atracción hacia el Paraguay ni figura en el debate público ni concentra la atención de los analistas en política exterior y de los grandes holdings de medios. La posición casi nacional es, parece, apostar al chiquitaje de siempre, y que únicamente se recoja las migajas que caen del suelo.
Desde La Tribuna creemos que aún estamos a tiempo para hacer valer lo que es la República, como Nación libre y soberana. Es momento de despertarnos del letargo e iniciar una cruzada para hacer valer lo que es Paraguay. Para eso, es crucial recuperar el orgullo de ser paraguayo.