El llamado Sábado de Gloria se conmemora el día después de la muerte de Jesús y la espera de su resurrección. Por eso, algunos feligreses se refieren al Sábado Santo como la Vigilia Pascual. Así como los cristianos esperan este día la resurrección de Cristo, todo el Paraguay debe estar vigilante para que las cercanas elecciones nacionales sean de bien para sociedad paraguaya.
En estos días Santos, se percibió una cierta conducta reflexiva de una parte de la gente. Tal vez sea por una abierta sinceridad, por un desesperado intento de necesidad, por pura hipocresía o por seguir en ritmo de la agenda social. Aunque no tenga relación, en plano bien terrenal, hay que construir también la vigilia en una conducta real reflexiva con miras a los comicios nacionales del próximo 30 de abril.
Paraguay no puede continuar en el mismo tranco, que viene de años. Ese caminar a tientas comprende sufragios nacionales cada cinco año, luego asumen los ganadores para ignorar sus promesas, y los electores que ni siquiera recuerdan la estafa electoral en el cual fueron sometidos.
La sociedad debe estar vigilante, de manera seria. Primero, para cuidar de un proceso electoral transparente, segundo para elegir a conciencia, y tercero para meter presión sobre los electos para que cumplan sus promesas de dar días mejores a toda la población.
Resulta insostenible tomar las elecciones como un mero ritual, donde se vota periódicamente para que después no cambien nada de relevancia. Se precisa un cambio de timón que genere esperanza para una calidad de vida, que merece el pueblo paraguayo.
Vale entonces tomar la Vigilia Pascual de este sábado, donde los cristianos esperan la Resurrección del Hijo de Dios, como punto para que la sociedad se ponga en alerta y haga el control respectivo para forzar que las promesas electorales alguna vez sean realidad en la República.