Con las mismas carencias de siempre comenzó el año lectivo 2023 en las escuelas públicas del país.
Según publica La Tribuna, las clases se inician con unas 12.000 aulas en mal estado en todo el país, de las cuales 200 presentan riesgo de derrumbe.
Según el ministro de Educación, Nicolás Zárate, esto demuestra que la ley del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (FONACIDE), en la práctica, no funcionó. El 30% del fondo previsto aquí se debió invertir en educación. Zárate dijo que habría que hacer una auditoría para saber dónde fue a parar el dinero porque los fondos de Fonacide son administrados por municipios y gobernaciones.
Para completar el triste panorama Zárate abogó por más impuestos para tener más presupuesto para Educación.
Una de las propuestas de Zárate para conseguir más fondos para la educación es subir los impuestos: «Tenemos que duplicar el presupuesto. Tenemos que poner por lo menos 1% más de IVA, eso significaría USD 500 millones más para Educación”, sostuvo.
El año pasado, la cartera de Educación dispuso de 9,2 billones de guaraníes. Más del 80% de esos recursos fueron destinados al pago de salario de unos 90.000 funcionarios y docentes.
Zárate forma parte del equipo de gobierno que está entregando el poder y después de cinco años, solamente exhibe fracaso. Si el mismo ministro reconoce que los recursos del Fonacide fueron mal utilizados, habría que preguntar qué hicieron en estos cinco años, para disminuir la corrupción. La mayoría de esos gobernadores e intendentes que manejaron esos recursos forman parte de la facción política a la que pertenece Zárate.
Después de cinco años en el poder, la administración de Abdo Benítez muestra lo que fue su gobierno, en unos de los ministerios más importantes, donde se juega el futuro del país.
La cartera de Educación se convirtió en superministerio reproductor de burocracia, atiborrado de direcciones generales innecesarias y hasta superpuestas en sus funciones. Una buena salida para tener más recursos hubiera sido que esta administración comience a recortar sus direcciones generales, que nadie sabe siquiera qué funciones cumplen.
Se desaprovecharon cinco años para reducir la corrupción con una campaña para un mejor control social de los recursos del Fonacide. Pero el desprecio a la educación de la gestión de Abdo Benítez se notó desde el momento en que utilizó la cartera para objetivos políticos y terminó dando el cargo a un ingeniero agrónomo especialista en fertilizante.
En medio de este incierto panorama, donde se hace gala de carencias y fracasos, comienzan los niños el año escolar. Solo habrá que esperar ahora que el próximo gobierno actúe con patriotismo y otorgue el debido interés a la Educación, comenzando a sanear el mismo ministerio del ramo. De lo contrario dentro de 10 años seguiremos lamentando las mismas falencias, girando siempre sobre los mismos problemas. Un verdadero absurdo.