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jueves, 21 de noviembre de 2024
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En pleno Siglo XXI sigue la política de lista de útiles y mochilas cargadas

En pleno Siglo XXI, la educación en Paraguay sigue siendo a tiza y cantidades de libros y cuadernos, que benefician a los dueños de imprentas y empresas de cargas. Encima esa famosa lista de útiles perjudica el bolsillo familiar e ignora la era de la tecnología. La ausencia de una política de aulas de informáticas hasta alienta a los docentes a castigar al alumno si lo ve en clase con algún móvil o tableta. La computadora por niño sólo aparece en tiempos electorales.

El negocio de las imprentas es también de algunos holding de prensa, que tienen repetidos editoriales a favor de la educación pero sin rubor hace renta por medio del Ministerio de Educación, que gana su porcentaje con la política de imprimir toneladas de libros. Ese vínculo entre el Ministerio de Educación atrasado y empresarios que amenazan con titulares es un factor para que los niños continúen cargando mochilas, que, algunos casos, pesan más que los pequeños alumnos.

Las sociedades que no son presas de las imprentas y cuyo Gobierno central no cede ni negocia el silencio con los medios de prensa recurren a la tecnología de punta para transformar la educación. Es hora que el MEC lidere un modelo de educación con herramientas precisas para que la sociedad paraguaya pueda vivir la actual era de la informática y tecnología.

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La improvisación en el Ministerio de Educación, que se delata con los dos últimos ministros; uno que quiso ser vicepresidente de la República y que luego fue reemplazado por su secretario, revela de por sí la nula visión de Estado para el uso de la tecnologías de manera gradual en las aulas. Ni siquiera fue aprochada el cambio obligado que generó el COVID-19, que empujó al cierre de los centros educativos y mostró un proceso de transformación digital, que se podía haber continuado.

Con ministros de Estado, vetustos y arcaicos, como los dos últimos y otros que pasaron, no sólo se seguirá dando prioridad a las industrias de imprentas e ignorando el uso de internet en clase, sino que además pone enorme distancia a algo ya real: Las clases vía online, que no solo puede ser útil en tiempos de pandemia sino que es la vía para llevar la educación a lugares remotos, que con urgencia necesita ese cacareado Paraguay profundo.

Son hechos inadmisibles hasta el modo de comunicación en algunos colegios, con el conocido cuaderno de información. Son cosa del pasado las notas en papel, que niños y niñas entregan en la casa. Hasta las reuniones en clase se pueden evitar con los encuentro virtuales entre los docentes y padres, papás y mamás; quienes muchas veces deben dejar el trabajo para ir a escuchar el informe de los profesores sobre la conducta de los hijos.

Ojala que el nuevo ministro de Educación, que vendrá con el Gobierno electo en abril próximo, entienda y ponga en vigencia la comunidad educativa basada en las plataformas digitales y redes sociales, a través de las cuales, hasta, los padres y madres pueden comunicarse entre sí. Obviamente hay grupos de wasap, pero son iniciativas particulares, sin ningún rasgo de una política educativa.

La educación en Paraguay sigue con las licitaciones para el servicio de impresión de libros y el reparto de los mismo a cargo de empresas de cargas, que benefician casi al mismo grupo desde hace años. Hasta con algo de agallas se puede presumir que es una mafia privada en complicidad con el MEC, que gasta millones y millones cada año, dinero que podrían servir desde hace tiempo para iniciar y desarrollar la utilización de la tecnología está transformar la educación en la República del Paraguay.