La iniciativa de Uruguay de hacer acuerdos de Libre Comercio de forma unilateral, fuera del Mercosur, puso al bloque regional en una crisis, en diciembre pasado, a tal punto que Brasil, Argentina y Paraguay, firmaron un comunicado conjunto advirtiendo a Montevideo que “Los tres países se reservan el derecho de adoptar las medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídico y comercial”.
En el contexto actual, con la formación de grandes bloques económicos es imposible pensar en sobrevivir de forma individual, por ello es necesario el fortalecimiento del Mercosur como bloque económico, pero para ello se deben todavía pulir una serie de cuestiones que obstaculizan una verdadera integración regional.
En el caso de Paraguay, como país mediterráneo, acogotado por nuestros dos grandes vecinos, no queda otro camino, más que insistir en el fortalecimiento del Mercosur, y procurar que la integración sea realmente efectiva. Brasil y Argentina constantemente adoptan decisiones unilaterales que perjudican a Paraguay.
Lamentablemente, en nuestro país la cancillería siempre ha estado presa de los mezquinos intereses políticos, sin una clara definición de la política exterior, el campo donde se juegan grandes intereses de la República.
En la actualidad, Brasil, Argentina y Uruguay ya están avanzando en las negociaciones con la Unión Europea y tienen en perspectiva una posible negociación con la China Continental, en Paraguay todavía no tenemos una clara definición, de cuál es el camino que seguirá el país respecto a su política exterior.
Mientras el mundo está cambiando y se están adoptando medidas que a la larga terminarán afectando a toda la sociedad, en nuestro país todavía seguimos distraídos con cuestiones domésticas, sin definir claramente qué rumbo adoptar frente a las nuevas realidades, que se presentan a nivel global.
Es de esperar que las autoridades que sean electas para el próximo periodo otorguen la importancia debida a la política exterior y pongan a trabajar a los mejores hombres y mujeres, conocedores de la realidad internacional, para que no seamos una vez más el convidado de piedra y el furgón de cola de nuestros vecinos, quienes se quedan con la mejor parte de la torta.