Se advirtió la intención de Brasil, y el tiempo dio la razón

Hace 50 años, en sus Editoriales, el diario La Tribuna advertía cómo venía la intención de Brasil con relación a Itaipú. Lo hizo incluso antes que comenzará la obra, desde 1973. Recordemos que el inicio efectivo de los trabajos fue en enero de 1975 y la inauguración del aprovechamiento hidroeléctrico fue el 25 de octubre de 1984.


Hay que considerar que los cuestionamientos no son a la obra en sí, sino a la intención que tenía Brasil, que luego se fue confirmando con la administración financiera y uso de la energía. Efectivamente, posteriormente, el tiempo dio la razón a La Tribuna. Hoy, a casi cuatro meses de su reaparición como medio digital, vuelve a insistir en la justa administración paritaria y que Paraguay use el 50 por ciento de la energía que le pertenece.


Desde su habilitación oficial, de la mano de los presidentes Alfredo Stroessner (Paraguay) y Joao Baptista de Oliveira Figueiredo (Brasil), las cosas se mantienen hasta hoy. La posición Editorial actual sólo retoma el clamor de esa La Tribuna impresa. No es suficiente en su integridad la propaganda que Itaipú en su momento era la más grande del mundo, y que sigue siendo la mayor generadora de energía hidroeléctrica limpia y renovable del planeta.

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Aunque la Central Hidroeléctrica se mantiene como referencia mundial, en cuanto a producción de energía, y en los Índices de utilidad de agua y de disponibilidad de máquinas, con una visión y misión sustentable, los beneficios tienen que darse en la utilización equitativa de la energía y en la administración paritaria. Encima, Paraguay ya pagó toda la deuda, por lo que la negociación del Anexo C debe modificar eso que sólo Brasil se potencie con lo que produce la Entidad Binacional.


Nuestra edición de la víspera habló que el Gobierno de Lula ya bajó línea a sus industriales sobre la base de la energía paraguaya que produce la usina de Itaipú. Fue el propio vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, quien convocó al sector privado. Fue en la semana que asumió Lula al poder. El contenido de la reunión fue diseñar en sinergia Gobierno y sector privado «una nueva política industrial», que permita a Brasil superar su condición de exportador de materias primas.


En contrapartida, en Paraguay no existe nada construido para ayudar a los empresarios locales, con una política nacional de más energía y a menor precio. La Nación guaraní, por una cuestión de soberanía, debe hacer uso del 50 por ciento de la energía que produce la usina. Es un acto de patriotismo que ayudará, como nunca antes, a desarrollar la producción local, que ampliará la red de puestos de trabajo.