Arsenio Erico dejó una marca imborrable en el fútbol sudamericano con su talento y sus goles. Su historia sigue viva no solo en los libros, sino en su descendencia, que mantiene su legado con pasión por el deporte.
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El goleador eterno, Erico no solo brilló en el fútbol.
Arsenio Erico es una de las máximas figuras del fútbol paraguayo y argentino.
Con 295 goles en Independiente de Avellaneda, sigue siendo el máximo artillero en la historia del fútbol argentino. Su destreza y capacidad goleadora le otorgaron múltiples apodos, como el «Saltarín Rojo».
Durante la Guerra del Chaco, se alistó en el ejército paraguayo, pero debido a su talento fue comisionado a la selección de la Cruz Roja Paraguaya. Durante una gira en Argentina para recaudar fondos, su destreza llamó la atención de los grandes clubes. Finalmente, Independiente ganó la puja por su fichaje.
Un apellido con historia que trasciende generaciones
El legado de Erico sigue vivo en su familia. Mariana Allegra Erico Fuster, sobrina nieta del goleador, siente orgullo por llevar su apellido y la pasión por el deporte.
«Es especial porque representa historia, esfuerzo y pasión. Crecí escuchando sobre su grandeza y eso me motiva», comentó en una entrevista con La Tribuna.
Más allá del fútbol, Mariana destaca que el ejemplo de Erico le enseñó disciplina y perseverancia. «Me inspiró a jugar y aprender más sobre el deporte. Es algo que llevamos en la sangre y que honramos cada día», señaló.
Inspiración para nuevas generaciones
Mariana recuerda con admiración las historias que su familia le contaba sobre su pariente. «Me contaban sobre sus logros y eso me impulsó a seguir mi propio camino en el deporte», expresó. Su objetivo es ingresar a un club y continuar desarrollándose como futbolista.
También dejó un mensaje para los jóvenes que sueñan con ser deportistas: «Que sigan intentando si realmente les gusta. La perseverancia es clave».
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Homenajes y memoria
El legado de Erico sigue presente en homenajes y campañas para preservar su memoria. En 2024, en La Manzana de la Rivera, se realizó un conversatorio en honor al goleador, donde se recreó su famoso «gol del escorpión» mediante tecnología.
Además, sigue en marcha una iniciativa para trasladar sus restos al estadio del Club Nacional, que lleva su nombre.
Aunque no existen muchas imágenes en movimiento de su época, su historia se mantiene viva en libros, relatos y en su descendencia, que sigue inspirando con la misma pasión y amor por el deporte.
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