Un futbolista de un pelotazo derribó una avioneta. Lo que contamos como un inverosímil hecho, pudo ser una tragedia pero tuvo un final que queda como una de las más singulares anécdotas que tienen relación con el deporte y el futbol en el Paraguay.
Por la época en que ocurrió el insólito episodio (año 1957) pasó casi desapercibido para la crónica deportiva y no llegó a trascender más allá del plano meramente local.
Pero gracias a una publicación oficial de la web de CONMEBOL, se hizo viral desde su publicación, en una fecha como hoy, 13 de febrero de 2014, cuando habían pasado 57 años (que hoy ya alcanzan los 68 años) de aquel suceso.
El prestigioso periodista paraguayo Hugo Ruiz Olazar, fue el autor del muy valioso rescate periodístico, publicado bajo el título de “El día en que un pelotazo derribó un avión”
Publicación de la web de CONMEBOL del 13-02-2014 que se hizo viral
El principal protagonista del hecho, Fidel “Chingolo” Trigo le relató lo ocurrido al colega en estos términos:
“«Era un sábado de tarde. Yo tenía 16 años. Jugaba en Cuarta Común (categoría adolescente). Era el descanso (entretiempo) del partido General Genes-Presidente Hayes y nuestro entrenador (José Orrego) estaba dando una charla técnica a la sombra de un árbol. Nadie escuchaba por el ruido ensordecedor del avión».
«El que efectuaba vuelos rasantes era Alfredo Lird, piloto aviador civil, fanático del General Genes, vecino nuestro. Siempre pasaba cada vez que había partido»
“Los jugadores estábamos sentados debajo de aquel árbol (apunta con el dedo índice) y el técnico se quejaba del ruido. «Qué hincha es este Chirulo» (por Lird), decía.
Entonces, yo le dije: ‘Espere profe. Yo le voy a dar su medicina’, le dije y salí al medio del campo y le metí un pelotazo arriba. La pelota justo dio entre la hélice y la tapa del motor. Se rompió la hélice. La tapa de motor se cayó cerca del arco. Enseguida el avión se fue a pique hacia la avenida España. El avión se fue a parar cerca de la casa del «peluquero Vera», donde había cualquier cantidad de plantas de jukeri (arbusto espinoso). Erró un cocotero (en su desplazamiento). Le agarró la punta a una de las alas. Cuando vi que el avión se caía me fui corriendo a mi casa«.
Este es el modelo de avioneta de fabricación brasileña, siniestrada en el Genes
En la misma nota Alfonso Rivas, ex presidente del club General Genes cuenta el final feliz de la historia, en la que el piloto y su copiloto resultaron ilesos y más allá de los daños sufridos por el avión no hubo victima humana alguna ni otros daños que lamentar y risueñamente describe que el muy asustado Trigo “Se fue y se metió debajo de la cama de ña Josefa”.
Añade finalmente que los dos accidentados “se fueron a la casa de Trigo con la intención de tranquilizarle. Se quedó medio traumatizado. Ahí salió Ña Josefa con su escoba, preparada para arremeter contra cualquiera que se animara a entrar. Pensó que le iban a llevar preso a su nieto”.
Tras la publicación de Hugo Ruiz Olazar el tema se viralizó en internet y el reconocido medio español «Marca», el mismo día reprodujo el articulo con todos sus detalles y concluye la historia con esta referencia:
“También para abonar lo increíble del caso, resta añadir que el partido no fue suspendido, sino que luego de comprobarse que no hubo heridos de consideración, todos los protagonistas retornaron a la cancha para proseguir el cotejo. Sin embargo, Trigo se quedó en su casa. «El piloto y su copiloto fueron a buscarle para tranquilizarle, lo trajeron para la cancha, jugó y su equipo ganó el partido», cuentan los testigos del insólito caso acaecido en 1957, con una pelota muy pesada de color naranja como protagonista directa”.
MAS CONOCIDO POR ANECDOTAS
La anécdota del avión es apenas una de tantas que enriquecen la historia del club General Genes en este rubro y que por cierto superan a lo que se destaca de su muy efimera intervención en la categoría máxima del futbol paraguayo en la que apenas consiguió militar en 1953 tras ganar el titulo de ascenso en 1952 (bajó de inmediato) pero volvió a subir en 1955 cuando su militancia fue otra vez breve y ya no regresó más.
Otro episodio pintoresco y anecdótico que resalta en la historia de la entidad de Villa Morra, ocurrió años más tarde y tuvo como protagonista a dos entonces jóvenes, uno que terminó siendo un crack y goleador y el otro conocido periodista.
Ambos frecuentaban el club celeste con intenciones de enrolarse a sus filas. El canchero tenia una sola ficha y cuando llegaron los dos muchachos junto a él para enrolarse, tuvo que seleccionar solo a uno y rechazar al otro. Uno era de baja estatura pero robusto y bien alimentado y el otro alto, flaco, casi esquelético, con porte incluso de desnutrido. Como habia una sola ficha que sobraba en la secretaria a puro ojo y guiandose por la pinta, el canchero optó por incorporar al primero y despidió al segundo. El fichado fue BLAS ANTONIO SERAFINI que termino siendo un gran cazador de noticias. El otro, cabizbajo y abatido se fue a pie desde Genes hasta Olimpia a probar suerte en Para Uno. Quien era? Nada mas y nada menos que CARLOS «LOBO» DIARTE!