Hoy 7 de enero cumple 75 años el gran golero de Guaraní y las selecciones nacionales Raimundo Aguilera, nacido un dia de Reyes de 1949 en Itacurubí de las Cordilleras, todo un símbolo, un referente de todos los tiempos del fútbol paraguayo, en los años 60 y 70, el único en toda la historia, que fue capaz de generar dos ciclos sucesivos con la valla invicta, superando los mil minutos de imbatibilidad.
En 1967, llegó a alcanzar 1.019 minutos con el arco cerrado para los delanteros. El capiateño, Atilano Fernández, que saltó a la consideración en un interligas como refuerzo de Itauguá, puso fin a aquella primera racha el 15 de octubre de aquel ya lejano año 1967, jugando para River Plate.
En 1969 el día que iba batir su propia plusmarca, quedó a un minuto de la hazaña porque el atacante Luis Doldán del Sportivo Luqueño marcó el tanto, a los 42 minutos del segundo tiempo que paralizó la gran serie. Fue el 26 de octubre de esa temporada.
Aparte de ser uno de los artifices de los mejores momentos historicos del club Guarani, Raimundo Aguilera fue la gran figura de la Albirroja en el mitico estadio Mario Filho (Maracaná) el 31 de agosto de 1969, jugando ante el Brasil que luego ganaría el «tri» mundial en México 70.
En ese partido que tiene el record mundial de concurrencia a un espectaculo futbolistico en el planeta (más de doscientas mil personas), volvió a poner candado a su arco. Paraguay llegó con chance a ese partido pues solo habia perdido ante la invicta escuadra verdeamarilla en el juego de ida en Asunción, habiendo ganado los otros cuatro compromisos, por lo que la expectativa que generó el match, fue superlativa.
Solo el gran Edson Arantes do Nascimento (Pelé) pudo desnivelar a favor de la “canarinha”, que terminó ganando 1 a 0 con lo que Brasil selló pasaporte para el certamen azteca en el que luego lograría el tricampeonato y donde ninguno de sus rivales, le opuso tan feroz resistencia como la albirroja en aquella memorable jornada, donde Aguilera cobró dimensión de coloso al lado de formidables defensores que sustentaron las grandes campañas del Gran Guaraní de aquellos dias.
Los brasileños hicieron una previa anunciando que iban a golear, a llenar la canasta a Paraguay. Pero Aguilera tuvo un trabajo sensacional con atajadas espectaculares. Ese partido hasta hoy es el que más aficionado convocó a un encuentro. Más de 205.000 en las gradas total de 184 mil pagantes superando al maracanazó de 1950 entre Brasil y Uruguay.
Al terminar el cotejo Aguilera abandonó el campo ovacionado por la impresionante multitud reconociendo su gran tarea.
Otra similar jornada vivió en el arco de Guarani en el no menos renombrado estadio Centenario de Montevideo, por copa Libertadores ante Peñarol, cuando cerró su arco hasta la agonia del duelo por la Libertadores cuando el ecuatoriano Alberto Spencer, histórico goleador maximo de la Libertadores anotó el tanto del triunfo mirasol ante 60.000 aficionados, que premiaron con aplausos, como lo habia hecho poco antes el publico brasileño, al notable arquero guaraní.
Aguilera, que con justicia se ganó el mote de «El Arquero de América», completó un ciclo sobresaliente como golero ídolo de todos los hinchas en su momento. Sus proezas le valieron miilitancia en el fútbol brasileño defendiendo a Portuguesa de Sao Paulo y Botafogo de Riveraó Preto.
De retorno a la patria, cerró su carrera en nuestro balompie jugando para Atlético Colegiales en el ascenso de 1981, club que curiosamente tambien, nació un 6 de enero y hoy celebra 48 años.
