La Batalla de Piribebuy, un capitulo sangriento en nuestra historia

El 12 de agosto de 1869, la historia paraguaya recuerda uno de sus capítulos más dolorosos, la Batalla de Piribebuy, un episodio clave de la Campaña de las Cordilleras, en los últimos tramos de la Guerra de la Triple Alianza. El historiador y colaborador de La Tribuna, Fabián Chamorro, detalla los pormenores de esta sangrienta jornada, que comenzó en las primeras horas de aquel jueves, cuando los paraguayos, bajo el mando del Capitán Pedro Pablo Caballero, resistieron valientemente el ataque aliado.

Chamorro recuerda que, en esa fecha, las fuerzas aliadas, compuestas por aproximadamente 20.000 hombres, tomaron la que en ese momento era la tercera capital del Paraguay. La ciudad fue defendida por apenas 1.600 personas, entre combatientes, mujeres, niños y ancianos. Desde el amanecer, los aliados posicionaron sus cañones y bombardearon la plaza central durante dos horas, dejándola completamente destruida, según relata el historiador.

Tras el cese del fuego, las tropas aliadas invadieron la ciudad desde todos los puntos cardinales, causando una gran mortandad. El Ejército brasileño, en particular, fue responsable de la ejecución sumaria de miles de civiles y militares. Entre las víctimas se encontraba el Capitán Pedro Pablo Caballero, quien fue fusilado en el acto.

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Las atrocidades continuaron con la masacre de civiles y la quema del hospital de sangre que operaba en el pueblo. Otras autoridades civiles, como el maestro Fermín López, también encontraron la muerte en ese fatídico día. López, quien seguía enseñando a pesar del conflicto, fue brutalmente degollado, junto a otros civiles que ya se habían rendido.

Una batalla de devastadoras consecuencias

Esta batalla, destaca Chamorro, es recordada como una de las más devastadoras del final de la Guerra de la Triple Alianza, debido a la elevada cantidad de víctimas civiles. La ciudad de Piribebuy quedó completamente destruida tras el paso de las tropas extranjeras, un hecho que sigue resonando con profundo dolor en la memoria colectiva.

Posteriormente, la guerra continuó con la Batalla de Acosta Ñú, otro evento de gran importancia que tuvo lugar cerca de la actual ciudad de Eusebio Ayala. La Campaña de las Cordilleras se extendió por varios días más, aunque el ejército paraguayo se había asentado en la región desde enero de ese año. Las fuerzas aliadas cortaron los suministros de alimentos y logística, acorralando a los pocos combatientes que quedaban. Este enfrentamiento se prolongó hasta el 18 de agosto de 1869, una de las etapas más sangrientas de la campaña.

La parte final de la Campaña de las Cordilleras

Chamorro comenta con tristeza los abusos cometidos contra las mujeres en la región, tanto antes como después de la Batalla de Acosta Ñú, que se extendió hasta el 18 de agosto. Tras esta fecha, las fuerzas paraguayas comenzaron la retirada hacia Cerro Corá, donde la guerra finalmente terminó en marzo de 1870.

Durante este período, el Mariscal Francisco Solano López ordenó hundir los barcos en la zona para evitar que cayeran en manos brasileñas. Sin embargo, se registró un último combate en Arroyo Hondo, cerca de la actual Juan de Mena. Este fue el último contingente que cubría la retirada de civiles y militares hacia Santaní, en un desesperado intento de escapar hacia el norte del país en los momentos finales de la guerra, concluye Chamorro.