Un homenaje al director italiano Ettore Scola. Esta obra cinematográfica, impregnada de una esencia teatral única, me ha inspirado a recrearla y adaptarla a una propuesta escénica. Además, guardo esta joya del cine como un recuerdo inspirador en mi álbum de memorias como actriz.
LE BAL (en italiano: el baile) es una película musical e histórica italo-franco-argelina de 1983, dirigida por Ettore Scola. La película narra diversas situaciones sociales desde una sala de baile, capturando momentos y emociones de diferentes épocas. En nuestra versión, el bar es el protagonista y nuestra excusa perfecta para hacer surgir tantas historias como noches en sus ficticias paredes… En el bar, incluso la poesía tiene espacio para nacer.
Le Bal – El bar de todos los tiempos
Un bar atemporal, casi decadente, donde se mezclan la realidad y la ficción en su atmósfera turbia, separadas solo por la efímera condición de la noche. Actores y público se confunden en este espacio. Una barra de madera, confesionario nocturno de almas que llegan para exaltar sus grandezas o penurias. A veces, el teatro dentro del teatro; otras, la realidad dentro de la realidad.
Un escenario improvisado en una esquina, para aquellos que, de vez en cuando, se animan a cantar sus penas. Coloridos personajes: sombríos, esquivos, exuberantes, tímidos… Aquí están, en un bar, en una esquina, en un trago, en un baile, con la oportunidad de ser ellos mismos en…
La finita temporalidad de la noche. Como un reloj de arena, cada inicio es un final, cada noche, la última o la primera. El tic-tac de una anécdota: un rastro de quienes son, de quienes fueron, o de quienes nunca pudieron ser.
El elenco de la obra está formado por alumnos del tercer y ultimo año de la escuela de actuación TIA encabezada por Juan Carlos Maneglia y Tana Schembori y marca el final del ciclo 2024 para este grupo de tres elencos diferentes que forman parte de la experiencia teatral.
La obra ofrecerá funciones los días 22, 23, 24, 29 y 30 de noviembre, y el 1 de diciembre a las 19:00 y 21:30 horas en el Galpón del Pasaje Molas (Pje. Molas 1511, Asunción). Las entradas pueden adquirirse en www.instagram.com/tercerostia2024
A raíz del próximo estreno charlamos con su directora Raquel Martínez
Génesis de Le Bal
Cada obra nueva surge como un capítulo en una continuidad creativa. Le Bal nace de mis recuerdos e inspiraciones como actriz, especialmente de mi participación en Asunción años 30 del maestro Wal Mayans, donde fui parte del montaje. Desde que ingresé al TIA (Taller Integral de Actuación), he trabajado con equipos grandes de hasta 40 actores en escena, como en Ser o no ser de Hamlet Machine, Anatomía y ahora en Le Bal. Disfruto las puestas complejas, que desafían tanto a los actores como al público. Esta obra no sería posible sin la libertad y el apoyo del TIA, que permite a los jóvenes cerrar el año con experiencias enriquecedoras. Le Bal es un homenaje a Ettore Scola y a su película italo-franco-argelina de 1983, que captura momentos sociales y emocionales de distintas épocas en una sala de baile. En nuestra versión, el bar se convierte en el protagonista, un espacio donde surgen tantas historias como noches, y donde hasta la poesía encuentra su lugar.
Referencias creativas para la puesta en escena
Para cada montaje, encuentro inspiración en cualquier situación, muchas veces en mi entorno inmediato. Puede ser el detalle de un viaje en autobús que luego se convierte en una escena. A lo largo de los años, he construido un repertorio de referencias, desde Pizarnik, cuyas palabras siempre me dan pistas para mis obras, hasta la pintura de Rembrandt, que fue la base de Anatomía. La música también es fundamental; en ocasiones, escucho un estilo durante meses hasta que resuena con el ambiente que busco para una obra. Tarkovsky, con su lenguaje poético visual, es otro de mis faros creativos, junto con directores como Fellini, Kusturica, Giuseppe Tornatore y Lina Wertmüller. Aspiro a que cada obra tenga un encanto cinematográfico, un detalle que cautive al espectador.
Desafíos de Le Bal: coordinar un gran elenco y crear un universo propio
El guion es el primer gran reto de cada obra. Le Bal, en particular, me ofrece un mundo lleno de historias, donde hasta el silencio cuenta algo. A medida que se acerca el cierre, nuevas ideas surgen para enriquecer esta narrativa. Coordinamos tres elencos rotativos, casi 40 personas, y aunque en 2022 pude llevar adelante una puesta descomunal en un edificio de tres pisos, ahora cuento con Carol Castillo, actriz y amiga, quien se ha convertido en mi apoyo en estas puestas multitudinarias. No existen primeros actores en mis obras; cada intérprete lleva un diario de su proceso, construyendo su propio “mapa de vida” y transformándose en un “actor creador”. Este proceso es casi científico: un registro de experiencias, ejercicios y rastros del actor en formación.
Proceso pedagógico y el mapa del actor
El entrenamiento actoral es la base de mi trabajo con los alumnos, y lo he adaptado con el tiempo a una metodología propia. A menudo se piensa que mi entrenamiento es intenso, pero no se trata de ejercicio por ejercicio, sino de integrar energía y presencia para narrar algo desde el interior. La disciplina actoral requiere una justificación en cada acción y esculpir un boceto de personaje que sea fiel al “mapa del actor”. Aunque me formé en teatro antropológico, he estilizado mi enfoque hacia un teatro más puro. Prefiero distanciarme de etiquetas como “teatro físico” o “danza teatro” que a veces carecen de rigor. Esta filosofía se la comparto a los jóvenes, para quienes un aprendizaje multidisciplinario es clave. Para mí, el cuerpo es central, una fuente que acompaña al actor en su recorrido semiótico.
¿Qué encontrará el público en Le Bal?
Es difícil anticipar qué será Le Bal, así como lo fue con mis otras obras. El público es la última pieza de la obra, y su reacción es lo que define la experiencia. En teatro, a diferencia del cine, hay un vínculo directo con el espectador, un diálogo emocional. Así que solo puedo invitar al público a venir. Tendremos “historias a la carta”, permitiendo que los asistentes escojan y hagan sus pedidos, en una experiencia interactiva que invita a cuestionar quién observa a quién. Le Bal es un espacio fuera del tiempo, donde el espectador y el actor se funden, y donde todos pueden explorar sus propios roles.
Expectativas y asombro
No soy partidaria de las expectativas; prefiero que el público venga sin preconceptos, dejando espacio al asombro. Las expectativas suelen neutralizar la experiencia, algo que he aprendido desde mi época de actriz. No quiero cargar con esa responsabilidad; prefiero que cada persona se permita descubrir la obra sin ideas previas.
Reflexiones sobre la escena actoral en Paraguay
Es frecuente la pregunta sobre el nivel actoral nacional, pero para mí, la verdadera cuestión es qué tipo de actores proyectamos en nuestro entorno. Veo una nueva generación interesada en el teatro, pero muchas veces sin entender lo que implica. Hay jóvenes que perciben el teatro como un simple pasatiempo o como una pasarela. Sin embargo, nuestra fortaleza está en los grupos alternativos y en actores de la vieja guardia que sostienen nuestra historia contemporánea. La debilidad radica en la falta de memoria histórica; los jóvenes rara vez conocen o valoran a quienes han construido el camino que hoy recorremos. Es fundamental recordar y honrar estas referencias, en lugar de reinventarlas sin contexto.
Con Le Bal – El bar de todos los tiempos, se abre una invitación a sumergirse en un espacio donde cada noche puede ser la última y la primera, un sitio que acoge las historias, el silencio y la poesía de quienes lo habitan.