Pasó la Navidad y la semana será de plena concentración de energía en la fiesta de Año Nuevo. Es posible que todo sea repetido: El apuro por el menú del 31, alguna que otra compra de ropa nueva y la vibra que cambia de acuerdo al ánimo y la costumbre de cada uno. Muy poco se habrá de razonar que en el nuevo ciclo tenemos unas elecciones nacionales, que deben dejar luego mejores dirigentes en todo el territorio nacional.
Las cartas ya están sobre la mesa teniendo en cuenta las candidaturas presidenciales que habrán de competir. Tanto el Partido Colorado como los sectores de la oposición ya tienen a sus postulantes en carrera. ¡Es lo que hay!. Ya sólo resta que como ciudadanía se haga la presión necesaria para que quien gané, gestione mejor la administración pública. Lo que tenemos hoy es la suma de falta de liderazgo y de una corrupción; que comenzará a salir con fuerza cuando deje el gobierno.
Nuestro diario en la fecha enfoca en una de sus páginas una realidad que no termina por irse: Son las irregularidades electorales. Es así que siguen los arreos, el voto asistido, el uso de colores identificatorios en el día de los sufragios y los puestos de comandos que funcionan a metros de los locales de votación. Parecen nimiedades, pero en su suma dejan vicios sobre el proceso electoral.
No debe olvidarse las denuncias de fraudes electorales en las pasadas internas, afirmadas por los mismos protagonistas. Lo peor es que existen decenas de organizaciones civiles que reciben millones por mejorar las elecciones, pero midiendo sus gestiones vemos que no influyen como debe ser. El desafío es también para la Justicia Electoral, que no puede silbar al costado cuando las acusaciones sobre anomalías son repetidas y públicas. Su función es proteger la democracia, que no la cuida sino no acciona ante los delitos que existen. De lo contrario, cae en solo organizar rituales electorales.
La Tribuna tomó el compromiso de ser un guardián del proceso electoral de abril del 2023. Los comicios nacionales son de alta transcendencia para la República. Se eligen a las autoridades que dirigirán el Paraguay por cinco año. Entonces, como sociedad, se debe empezar a observar en serio lo que se viene, y tomados de la mano, forzar que las elecciones sean transparentes, a la par de presionar para que los electos recuperen la razón de ser de un Gobierno y un Estado en la Nación guaraní.
